Estudio advierte que el precio del cobre debe duplicarse para satisfacer la demanda de electrificación global

Investigadores de EE.UU. y Australia proyectan que se necesitarán más de 3.600 millones de toneladas de cobre para cumplir los objetivos de transición energética y desarrollo al 2050, una meta inalcanzable sin mayores incentivos a la inversión minera.

Un estudio publicado en la revista SEG Discovery plantea una advertencia clara: la transición energética global y el desarrollo de los países de bajos ingresos podrían entrar en conflicto si no se adoptan políticas realistas sobre el uso del cobre, recurso clave para la electrificación y el progreso humano.

El informe, elaborado por científicos de las universidades de Cornell, Michigan y Queensland, calcula que, incluso en un escenario de demanda moderada, el cobre necesario para electrificar el transporte y sustituir los combustibles fósiles superaría la capacidad razonable de producción minera.

“La demanda de cobre para una transición basada en energía eólica, solar y vehículos eléctricos podría ser tan elevada que consumiría más de la mitad del recurso global estimado antes de 2050”, señalan los autores.

El problema, indican, no es la inexistencia del cobre, sino la velocidad a la que sería necesario descubrir, desarrollar y poner en operación nuevas minas. Cumplir con la demanda proyectada en un escenario 100% eléctrico requeriría abrir el equivalente a 22 minas del tamaño de El Teniente cada año hasta 2035, lo que los autores consideran “imposible”.

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Actualmente, la producción anual mundial de cobre es de 27 millones de toneladas, y se espera que se duplique para 2050 bajo una trayectoria “business as usual”. Sin embargo, si se suma la electrificación total de la matriz energética y del parque vehicular, la demanda adicional alcanzaría niveles insostenibles. “Este cobre extra no puede ser cubierto con reciclaje y debe ser extraído”, advierten.

El estudio resalta que gran parte de esa demanda proviene de la necesidad de almacenamiento eléctrico para estabilizar la generación intermitente de energía solar y eólica. Los investigadores proponen, por tanto, una transición más equilibrada: una matriz energética dominada por energía nuclear o respaldada por centrales a gas metano, y un enfoque en flotas de transporte híbridas en lugar de 100% eléctricas.

“Una estrategia dominada por vehículos híbridos y energía nuclear reduciría drásticamente la presión sobre el cobre, dejando más recursos disponibles para el desarrollo de países pobres”, concluyen.

La investigación también analiza el vínculo entre el uso de cobre per cápita y el Índice de Desarrollo Humano (IDH), demostrando que el metal es esencial para alcanzar estándares de vida dignos. Solo India necesitaría 227 millones de toneladas de cobre para equiparar su infraestructura a la de los países desarrollados. En total, los países de ingresos bajos y medios requerirán alrededor de 1.043 millones de toneladas para lograr ese objetivo, lo que representa casi 50 años de producción actual.

“Hay un conflicto inevitable entre la electrificación y el desarrollo equitativo. El cobre debe priorizarse para mejorar la vida de millones en vez de alimentar un exceso de baterías”, concluyen los autores.

El estudio incluye una herramienta de simulación disponible para el público, con la cual se pueden calcular diferentes escenarios de demanda de cobre según las tecnologías y estrategias de electrificación que se adopten.

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