Por Benjamín Pérez, socio de Guerrero Olivos
Agosto es considerado el mes de la minería en Chile, en honor a San Lorenzo, patrono de los mineros. Sin embargo, este año fue abril el mes que puso a la minería en el centro de la agenda nacional, gracias a dos eventos de primer nivel: la Semana Cesco y EXPOMIN. Fue, sin duda, un abril minero, que nos recordó la relevancia estratégica que tiene esta industria para nuestro país.
El primero de estos encuentros fue la Semana Cesco (o Cesco Week), que congregó a miles de personas en diversos foros sobre temas clave como exploración, sustentabilidad y excelencia en la gestión de proyectos mineros. Fue una semana intensa, marcada por conversaciones de alto nivel, lideradas por expertos y ejecutivos que abordaron los principales desafíos del presente, con una mirada puesta en el futuro de la minería.
Luego vino EXPOMIN, que se celebra cada dos años. Allí se dieron cita tanto empresas mineras como proveedores tanto locales como extranjeros, alguno de los cuales ven con interés poder ingresar a nuestro país. Muchos de ellos presentaron soluciones innovadoras para enfrentar los retos actuales del sector, aportando así a una industria cada vez más eficiente y sustentable.
Todo esto reafirma la importancia de la minería para Chile. No solo por su peso en el PIB o por la generación de miles de empleos directos e indirectos, sino también por el dinamismo de su ecosistema, que promueve la innovación, el desarrollo tecnológico y la colaboración entre múltiples actores. Es una industria que genera conocimiento, capacidades y oportunidades para el país por lo que no debemos dejar de impulsar ni de valorar esta industria. Por lo mismo, vemos con interés los anuncios del Gobierno en el Chile Day en Nueva York, en especial sobre la inminente aprobación de la Ley Marco de Permisos Sectoriales, que busca reducir los plazos para obtener permisos sectoriales, clave para agilizar el desarrollo de proyectos mineros, lo que es crítico para mantener competitividad en el sector. Porque el futuro de Chile sigue dependiendo, en buena medida, de su minería.