Alessio Arata, CEO de RMES Analytics: «El país ha perdido competitividad de forma sistemática hace varios años»

“Innovar es siempre desafiante, porque requiere no sólo crear algo nuevo, sino más importante aún, transformar esa idea en un negocio rentable”, destaca Alessio Arata, CEO de RMES Analytics, empresa tecnológica que desarrolla software para gestión de activos en industrias como minería y energía.

Está convencido de que el desarrollo del país no puede depender de su geografía o recursos naturales, que son limitados, sino de la generación de nuevas fuentes de ingreso. Su apuesta, es la creación de productos escalables y con fuerte componente tecnológica, intensivos en conocimiento y dirigidos al mercado global.

“La tecnología es un medio para materializar soluciones eficientes a problemas que antes no era posible o rentable resolver. Es en ese punto donde convergen la innovación, la ingeniería y el negocio”, subraya. Y puede hablar con propiedad del tema,  pues -vinculando su experiencia en finanzas con el mundo de la innovación- lideró el proceso  que llevó a RMES Analytics desde la consultoría a ser un negocio tecnológico.

Alessio es ingeniero Civil Industrial de la Universidad Técnica Federico Santa María, Magister y Diplomado en Gestión Financiera de la Universidad Adolfo Ibáñez y MBA del IMD, Lausanne, Suiza. A lo largo de su carrera ha puesto en marcha empresas de servicios profesionales, logística y tecnología, en diversos países, como Chile, Perú, Italia, Suiza, Sudáfrica, Argentina, Brasil, Canadá, Reino Unido y Japón.

Con respecto a los desafíos que enfrenta la minería, en esta entrevista destaca que lo principal es repensar la forma de hacer algunas actividades, aprovechando los avances tecnológicos, para lograr cambios más disruptivos.

¿Cómo fuiste derivando de las finanzas al mundo de la innovación tecnológica?

Mi interés por la tecnología y la innovación proviene de la motivación por desarrollar soluciones nuevas; a lo que se suma un espíritu emprendedor, necesario para hacer converger esos intereses en una empresa como RMES Analytics, que a la fecha ya cuenta con más de 70 personas.

Incluso la experiencia formativa y profesional se ve reflejada en los productos. Una de las características diferenciadoras de nuestras soluciones es que combinan elementos muy técnicos, propios de la ingeniería industrial y diseño de plantas de procesos, con una mirada financiera, lo que permite conectar la operación con la estrategia del negocio.

– ¿Cómo se origina tu relación con la industria minera y por qué decides orientar tus servicios a este sector?

Se origina desde los primeros años laborales, participando en servicios de consultoría e ingeniería para empresas mineras. Es desafiante trabajar para una industria que no sólo representa parte relevante del producto interno bruto del país, sino que además es un referente mundial en términos de tamaño y profesionalismo.

Lo anterior, sumado a la necesidad por soluciones como las que desarrollamos, nos motivó para focalizarnos en la minería. En Chile están presentes los grupos mineros líderes a nivel mundial; ahí vimos una gran oportunidad para proveer tecnología de vanguardia, que luego pudiéramos exportar a otros países aprovechando la presencia global de estos actores.

En su mayoría, los proveedores de tecnología para la industria no son chilenos; esto nos permitía ofrecer una propuesta de valor más cercana y con mayores niveles de personalización de las soluciones.

Una vez alcanzada una posición de mercado relevante en Chile -con productos consolidados-, se hace más fácil exportar estos servicios y soluciones, al alero de estos grupos mineros internacionales que ya son clientes. Así lo hacen las compañías METS australianas (Mining, Equipment, Technology and Services)

Con este desafío, hace un año fundamos con un grupo de empresas del sector una asociación, llamada AndesMETS, que busca fortalecer la exportación de proveedores chilenos de servicios, equipamiento y tecnología para la minería.

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– ¿Qué necesidades percibiste en la industria minera?

Con nuestra experiencia entregando servicios de consultoría, vimos que en los procesos mineros había la necesidad de contar con información confiable acerca del desempeño de los activos; y utilizarla para identificar cuellos de botella en línea, y  así mejorar la productividad en el uso de los equipos.

Según estudios, sólo el 1% de los datos generados en minería es utilizado para la toma de decisiones. Por lo tanto, nuestra propuesta de valor nace con esa visión: proveer una solución que combinara modelos digitales de los procesos con analítica avanzada de datos, permitiendo proyectar los niveles de producción a partir del comportamiento esperado e interdependencia entre los equipos productivos.

– Actualmente prestan servicios a operaciones que concentran cerca del 20% de la producción mundial de cobre ¿A qué atribuyes el rápido crecimiento de RMES Analytics ?

Creo que se debe a esta propuesta de valor concreta, que ha sido exitosa en abordar una necesidad transversal en la industria, relacionada con la importancia del uso de información para incrementar la productividad. Esto, a partir de la disminución de los tiempos en que los procesos no están siendo utilizados a su máximo potencial, sacrificando con ello la rentabilidad del negocio.

En el mercado se encuentran soluciones, algunas de ellas incluso avanzadas, que no cumplen el objetivo final o son deficientes, ya sea en la implementación o en el proceso de gestión del cambio. La tecnología no es un fin en sí misma; debe ser considerada como un medio para cumplir un propósito. Es en este ámbito donde nuestra oferta destaca.

Nuestro crecimiento es, en parte fundamental, resultado de un gran equipo humano multidisciplinario que participa no sólo en el desarrollo de los productos, sino que también se hace responsable de la adopción de las soluciones, acompañando al cliente, entregando conocimiento y experiencia que va más allá de la tecnología.

– ¿Qué metas tienen y cómo esperan alcanzarlas?

El desafío es extender el liderazgo que tenemos en nuestro segmento, particularmente en la minería chilena, a nivel global. Además, expandirnos a otras industrias intensivas en capital, que requieren este tipo de soluciones, y donde ya hemos desarrollado proyectos piloto exitosos, como son los casos de energía, celulosa, siderúrgica, petróleo y transporte, entre otros.

Hemos definido nuestro plan de expansión y de desarrollo de nuevas soluciones, y estamos trabajando tanto en la estrategia de financiamiento, como en el desarrollo de alianzas que nos faciliten la apertura a nuevos mercados e industrias.

EL CAMINO DE EMPRENDER

– ¿Cómo ha sido la experiencia de innovar en Chile y salir al mundo?

Innovar es siempre desafiante, porque requiere no sólo crear algo nuevo, sino más importante aún, transformar esa idea en un negocio rentable. En nuestro caso, al migrar desde la consultoría, debimos no sólo cambiar a un modelo de negocio de software por suscripción, sino además modificar toda la estructura organizacional, para entregar a los clientes una solución en línea, con soporte, y un equipo que asegurase la buena adopción del producto. Ha sido una experiencia llena de desafíos, que se van abordando en paralelo y de forma acelerada.

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Emprender e innovar en Chile genera una satisfacción adicional, ya que se está aportando al desarrollo justamente en un ámbito muy necesario para la diversificación de los sectores productivos. Como país pequeño y alejado de los mayores mercados de consumo, la clave para el crecimiento sostenible es la exportación de servicios de alto valor agregado.

Chile no va a disponer de una base de recursos naturales mucho mayor a la que ya tiene y, por lo tanto, se requiere crear nuevas fuentes de ingreso que no dependan de su pequeña geografía, sino de la capacidad de los habitantes para crear productos escalables, con fuerte componente tecnológica, intensivos en conocimiento y dirigidos al mercado global.

– ¿Qué aprendizajes has tenido en este camino?

Cada día se va aprendiendo algo nuevo. Es una suma de experiencias y decisiones que van definiendo el camino que finalmente recorres. Quizás destacaría la importancia de tener un propósito claro y, al mismo tiempo, la capacidad para adaptar el negocio a un entorno dinámico, donde evolucionan tanto las preferencias del mercado como la industria donde se compite.

Esto a su vez requiere de una flexibilidad interna, para enfrentar los cambios y aprovechar las oportunidades que se presentan. Una de las principales ventajas competitivas que tiene una empresa pequeña es poder reaccionar de forma más rápida que los grandes actores.

Otro aprendizaje, es aprovechar cada oportunidad de ‘conversar’, escuchar consejos y dedicar tiempo no sólo a entender el funcionamiento interno de la organización, sino también a ‘leer’ a los clientes y las tendencias que se van configurando. En este aspecto, el apoyo de Endeavor ha sido muy importante.

– Precisamente, fuiste seleccionado Emprendedor Endeavor en 2018 ¿Qué atributos consideras debe tener un emprendedor tecnológico para ser exitoso?

En general, son los atributos de cualquier emprendedor. Principalmente elementos como la pasión, la flexibilidad, resiliencia y, en especial, un espíritu innovador que permita encontrar el espacio disponible para desplegar en el mercado una propuesta de valor distintiva, que compita con los grandes jugadores ya consolidados en el mercado.

INNOVAR EN CHILE: DESAFÍOS QUE PERSISTEN

– ¿Cómo ves el desarrollo de talento local, en particular relacionado con la industria minera?

En Chile hay buen talento, tanto en la industria de proveedores como en las propias empresas mineras, que cuentan con recursos para atraer a los mejores profesionales. Cuando ambas partes, proveedor y mandante, tienen las habilidades y conocimientos necesarios, es más fácil la penetración de productos innovadores, y también su adopción por parte de los clientes.

Sin embargo, todavía existen barreras que a veces frenan la adquisición de nuevos productos, los cuales operan con modelos y dinámicas de negocio distintos a los tradicionales. Esto dificulta la participación y competencia en algunos procesos de licitación, que acotan los márgenes para propuestas más disruptivas y de mayor riesgo.

– Respecto de la minería ¿Qué desafíos principales y más inmediatos adviertes que pueden ser resueltos por innovadores nacionales?

Los hay de distinto tipo, en particular aquellos relacionados con la transformación digital de la industria. En general, los esfuerzos han ido más por el lado de la digitalización, es decir, incorporar tecnología a los procesos actuales para que sean más eficientes o requieran menos personas.

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Sin embargo, los desafíos más importantes están en repensar la forma de hacer algunas actividades, aprovechando los avances tecnológicos disponibles, con el propósito de lograr cambios más disruptivos. En ese sentido, destacan innovaciones en los ámbitos de robotización, remotización, automatización y analítica avanzada, las que aplicadas de forma inteligente permiten beneficios sustantivos.

Lo importante es cómo estas nuevas tecnologías se combinan con los procesos de negocio y con las personas, para resolver problemáticas concretas en ámbitos como la seguridad y salud de los colaboradores, el cuidado del medio ambiente y la productividad.

– ¿Qué opinión tienes del nivel de vinculación que existe entre el I+D+i local y el sector productivo?

Sin manejar datos concretos, tiendo a pensar que es relativamente más baja que en países desarrollados. He conocido otras realidades en distintos países y se observa mayor presencia de centros de investigación, que se orientan exclusivamente a transferir conocimiento a la industria, haciendo de puente entre la investigación teórica y las empresas.

Sin embargo, hay consenso en la importancia de avanzar en esta materia y existen algunas iniciativas que lo abordan. El problema radica en las fuentes de financiamiento disponibles para iniciativas de largo plazo, que debieran responder a políticas de Estado.

El porcentaje del PIB que se destina a investigación y desarrollo sigue siendo bajo, sobre todo si se compara con aquellos países emergentes que lograron alcanzar el desarrollo, partiendo de situaciones similares a las de Chile. Hace 20 años tuve la oportunidad de trabajar en estos temas y el diagnóstico no ha cambiado.

Hay brechas importantes a nivel educacional y en productividad, que hacen perder competitividad. Es fundamental, por lo tanto, formar talento desde temprana edad; generar los incentivos para atraer inversión y construir un ecosistema de innovación que complemente y se desarrolle a partir de las industrias tradicionales, fomentando la cooperación entre lo público y lo privado.

– ¿Cómo se pueden abordar estas carencias?

Para consolidar la innovación se requiere avanzar en ambas puntas: oferta y demanda. Si no hay mercado, una buena idea de producto no llega a ser innovación. Se requiere motivar la demanda por soluciones tecnológicas locales, generando incentivos adecuados dentro de Chile, y promocionando la oferta en los mercados internacionales.

Por el lado de la oferta, se requiere fomentar el desarrollo de empresas tecnológicas locales, incentivando el emprendimiento, desarrollando el talento desde las universidades y facilitando el acceso a financiamiento de capital de riesgo tanto para startups como scaleups.

En los últimos años se han visto avances en ambos aspectos. Sin embargo, hay un elemento clave y más transversal que está afectando el desarrollo de un ecosistema potente de clase mundial: el país ha perdido competitividad de forma sistemática desde hace varios años. Tanto el crecimiento como la inversión han perdido fuerza.

Esto impacta, no sólo porque Chile disminuye su atractivo para inversores y la incertidumbre hace que parte del talento decida emprender en otros mercados, sino también porque las políticas públicas y recursos se concentran en superar otras problemáticas más urgentes.