El CEO de Wealth Minerals destaca la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo minero basado en confianza mutua, participación activa y respeto cultural, tomando como ejemplo la experiencia que han tenido en Ollagüe, en el norte de Chile.
A medida que se acelera la transición energética global, la industria minera enfrenta un doble desafío: aumentar drásticamente la producción de minerales críticos como el litio, mientras se mantienen los más altos estándares de sostenibilidad y equidad. Para Hendrik van Alphen, CEO de Wealth Minerals Ltd., la clave está en construir alianzas a largo plazo y con respeto hacia los pueblos indígenas, quienes han sido los guardianes originales de muchas tierras ricas en recursos.
En esta conversación, Van Alphen explica por qué la participación indígena ya no es simbólica, sino una imperiosa necesidad estratégica. Comparte su experiencia de trabajo con la comunidad indígena quechua de Ollagüe en Chile y reflexiona sobre las lecciones, desafíos y la visión que están moldeando el futuro de una minería responsable.
La demanda de litio está aumentando rápidamente. ¿Qué responsabilidad conlleva esta oportunidad?
El litio es esencial para las tecnologías de energía limpia —vehículos eléctricos, almacenamiento de energía renovable—, lo que lo sitúa en el corazón de los esfuerzos globales de descarbonización. Pero con esta oportunidad viene también una responsabilidad: extraer de forma ética, sostenible e inclusiva. Las comunidades indígenas, que tienen profundos lazos culturales y espirituales con la tierra, son socios esenciales en este camino. Su participación no es opcional; es fundamental.
¿Qué tan relevante es hoy el rol de las comunidades indígenas en la minería global?
A nivel mundial, cerca del 54% de los proyectos mineros se encuentran en o cerca de territorios indígenas. Estas comunidades están haciendo valer sus derechos y moldeando las condiciones de participación. En todo el mundo, ya no son solo consultadas: son accionistas, desarrolladores, miembros de directorios y líderes. Esta es una tendencia global que está transformando positivamente la industria.
¿Puede dar algunos ejemplos internacionales?
En Canadá, naciones originarias como la Nación Tahltan en Columbia Británica tienen asociaciones accionarias en proyectos mineros, con verdadera influencia sobre la exploración y el desarrollo. Los Acuerdos de Beneficios de Impacto aseguran que las ganancias se reinviertan en vivienda, educación e infraestructura, generando riqueza y resiliencia intergeneracional.
En Australia, los acuerdos de Título Nativo han permitido a comunidades aborígenes convertirse en contratistas mineros y proveedores de capacitación. En Sudáfrica, fideicomisos comunitarios poseen acciones en empresas mineras y dirigen esos fondos hacia proyectos de salud, educación y agua potable.
Estos no son gestos simbólicos —son alianzas estratégicas que crean valor a largo plazo para todos.
¿Cómo se ha implementado este enfoque en Chile?
En Wealth Minerals hemos construido una alianza con la comunidad indígena quechua de Ollagüe, en el norte de Chile, para el proyecto de litio Kuska. La comunidad posee una participación del 5% libre de inversión en la empresa conjunta y un asiento en el directorio, lo que significa que tienen voz directa en las decisiones. Este modelo no se trata de marcar casillas; se trata de co-liderar un futuro compartido.
¿Cómo fue el proceso de construcción de confianza con la comunidad quechua de Ollagüe?
Construir confianza no es un evento puntual, sino un proceso basado en la escucha, la transparencia y la coherencia. Con la comunidad quechua de Ollagüe, nuestra primera prioridad fue presentarnos con humildad y disposición para comprender su cosmovisión. No llegamos con un discurso preparado ni con una propuesta comercial; llegamos a aprender. Con el tiempo, al entablar un diálogo abierto y respetar su ritmo y prioridades, comenzamos a forjar una relación. La confianza se gana haciendo lo correcto, una y otra vez, y seguimos comprometidos con ese camino.
¿Qué lecciones específicas ha aprendido Wealth Minerals del trabajo con comunidades indígenas en Chile?
Una de las lecciones más importantes que hemos aprendido es que la experiencia técnica por sí sola no basta. El éxito en la minería actual requiere inteligencia cultural y empatía. Hemos comprendido que las comunidades indígenas no solo viven en la tierra —son parte integral de ella. Decisiones que pueden parecer rutinarias desde una perspectiva empresarial pueden tener profundas implicancias culturales o espirituales. Hemos aprendido a ralentizar, a hacer preguntas y a pensar en términos de generaciones, no solo de trimestres fiscales.
¿Qué diferencia su enfoque del modelo convencional?
Con demasiada frecuencia, los enfoques tradicionales hacia las comunidades indígenas son verticales, tratándolas como receptoras pasivas de beneficios o asumiendo que el gobierno atenderá sus necesidades. Ese modelo está obsoleto —y es incorrecto. Nuestro enfoque es distinto: creemos que las comunidades indígenas deben liderar. No necesitan caridad, sino participación significativa, propiedad y control sobre lo que ocurre en sus territorios.
En Ollagüe, la comunidad quechua no está esperando al gobierno. Ellos viven donde está la mina. Tienen el conocimiento, la voluntad y el derecho de participar directamente —no como observadores, sino como líderes. Apoyamos ese liderazgo no solo con palabras, sino con estructuras: participación accionaria, asientos en el directorio y poder real de decisión.
¿Qué valor aporta el conocimiento indígena a la sostenibilidad?
Un valor enorme. Las comunidades indígenas suelen tener conocimientos ecológicos profundos que pueden orientar prácticas sostenibles. En Chile, por ejemplo, los pueblos indígenas han observado durante generaciones los ciclos estacionales del agua. Integrar ese conocimiento a nuestros modelos hidrológicos mejora el monitoreo de la extracción de salmuera y los niveles de agua. A su vez, las empresas mineras pueden compartir tecnologías y recursos que mejoran el acceso y la calidad del agua en las comunidades. Cuando el conocimiento tradicional y la ciencia trabajan juntos, obtenemos estrategias más adaptativas y holísticas que benefician tanto a las personas como a los ecosistemas.
¿Qué rol debería jugar el gobierno chileno para fomentar este tipo de alianzas?
El gobierno cumple un rol crucial como facilitador y generador de estándares. Puede fomentar alianzas asegurando que los procesos de consulta sean significativos y no meramente procedimentales. Directrices claras, iniciativas de fortalecimiento de capacidades y la promoción de espacios de diálogo son esenciales. Lo más importante es que el gobierno continúe impulsando modelos que enfaticen el valor compartido y el desarrollo a largo plazo, no solo la obtención de permisos y la extracción.
¿Cómo evalúa el marco regulatorio chileno respecto a la participación indígena?
Chile entiende que un enfoque único no funciona. Lo prometedor es el reconocimiento creciente de que la consulta indígena debe ser un componente central del desarrollo de proyectos —no una idea de último minuto. Apoyamos toda evolución regulatoria que profundice ese principio.
¿Cómo imagina su relación con las comunidades indígenas en 10 o 20 años?
Nuestra meta es construir relaciones que duren más allá de la vida útil de la mina. Eso significa invertir en educación, capacitación, infraestructura y oportunidades que sigan siendo relevantes una vez finalizadas las operaciones. En 10 o 20 años, me gustaría ver a las comunidades indígenas no solo como partes interesadas, sino como copropietarias de los beneficios del desarrollo de recursos. Nuestra esperanza es que las comunidades puedan mirar hacia atrás y decir: construimos algo duradero, juntos.
¿Cómo traduce su creencia de que «el futuro de la minería depende de las comunidades» en decisiones empresariales diarias?
Parte de incorporar esa creencia en cada nivel de toma de decisiones —desde la selección del sitio y las contrataciones hasta la elección de proveedores y la participación de los grupos de interés. Nos preguntamos: ¿Cómo afectará esta decisión a nuestras relaciones en terreno? ¿Estamos creando valor a largo plazo o una ganancia momentánea? Involucramos las perspectivas comunitarias desde el inicio y de forma continua, y trabajamos constantemente para pasar de “hacer proyectos para comunidades” a “hacer proyectos con comunidades”.
¿Qué le diría a los ejecutivos que aún ven la participación indígena como un obstáculo a superar?
Les diría que están perdiendo de vista el panorama general —y, francamente, una gran oportunidad. Las comunidades indígenas no son un obstáculo; son socios en el progreso. Su conocimiento, su conexión con la tierra y sus valores pueden mejorar los resultados de los proyectos. Si solo se involucran porque “hay que hacerlo”, lo están haciendo mal. El verdadero liderazgo consiste en ver la participación indígena no como una obligación, sino como una ventaja estratégica —y actuar en consecuencia.
Sobre Wealth Minerals Ltd.
Wealth Minerals está desarrollando activos de litio de clase mundial en el norte de Chile —una región que produce aproximadamente una cuarta parte del litio del mundo. La empresa está comprometida con tecnologías de extracción sostenibles y con la construcción de alianzas equitativas, lideradas por las comunidades indígenas, como parte de una visión a largo plazo de minería responsable.