[Opinión] Eliminar los sesgos para ampliarla diversidad de género

Por Montserrat Palomar, gerente de Sostenibilidad y Relacionamiento Comunitario en Enel Chile.

El más reciente Reporte de Indicadores de Género en las Empresas en Chile, arrojó que dos de cada cinco colaboradores contratados en el país son mujeres. Esta cifra disminuye considerablemente, al 24,3%, si solo se considera a firmas ligadas a la industria de la electricidad y gas, y es aún menor si nos enfocamos en gerencias o directorios (la presencia de mujeres no supera el 20%). 

En los últimos años, hemos sido testigos de que muchas empresas han incorporado la equidad de género como parte central o importante de sus estrategias, pero el sector energético -al igual que el minero- continúa más ligado a los hombres. 

¿Cuál es el principal desafío para lograr la equidad? Eliminar los sesgos que trascienden a lo largo de la historia.

Tradicionalmente y muchas veces sin darnos cuenta, solemos relacionar distintos tipos de oficio y profesiones con uno u otro género. Por ejemplo, si pensamos en alguien que cursó la carrera de secretariado, es muy probable que visualicemos a una mujer; mientras que, si imaginamos a alguien que se preparó para operar una planta industrial, probablemente llegue a nuestra mente la imagen de un hombre. Por ello, no se debe buscar por un género en específico, sino que apostando por el mejor talento o por la persona más idónea para un empleo. Para lograrlo, las empresas deben promover espacios inclusivos que permitan un mejor desarrollo de las mujeres, que les permita alcanzar su máximo potencial. 

También te puede interesar:   [Video|nota] René Aguilar, de Antofagasta Minerals, nos cuenta sobre el programa Proveedores para un Futuro Mejor

«Resulta crucial no tener una mirada enfocada en aumentar la cantidad de mujeres en la industria solo por serlo; es importante que exista equidad porque ellas aportan distintas capacidades y formas de trabajar que enriquecen a los equipos».

También es fundamental hacer un trabajo interno de formación para entender cómo se siente la persona al ser subordinado de una mujer. Una misma orden puede ser vista como muy valiente si la dice un hombre, mientras que se puede tomar como algo muy arriesgado si es expresada por una mujer. Haciendo una caricatura, si un hombre habla fuerte se tiende a creer que es un líder seguro, pero si una mujer hace lo mismo, la percepción es que se trata de una persona temperamental. 

También te puede interesar:   [Opinión] Más innovación para la pequeña y mediana minería

Son sesgos y es importante eliminarlos. Para ello, resulta crucial no tener una mirada enfocada en aumentar la cantidad de mujeres en la industria solo por serlo; es importante que exista equidad porque ellas aportan distintas capacidades y formas de trabajar que enriquecen a los equipos. Para sectores como el energético y el minero es una gran oportunidad diversificar los estilos de pensamiento, aprendizaje, liderazgo y colaboración. Estos talentos y virtudes permiten formar grupos de trabajo, con una gama distinta de miradas, que logran mejores resultados y en donde las mujeres tienen mucho que aportar. 

En los últimos años, Enel Chile ha hecho un importante trabajo buscando implementar acciones y programas que ayuden a minimizar las brechas de género existentes en la industria energética. Y nos enorgullece que el esfuerzo y dedicación por este tema sea nuevamente reconocido por terceros, como es el caso del Índice de Igualdad de Género 2023 de Bloomberg, que incluyó a la empresa -por segundo año consecutivo- sobre la base de una medición de desempeño en cuanto a su diversidad e inclusión. 

También te puede interesar:   [Video|entrevista] Francisco Anguita y la aventura de desarrollar la startup Lidenbrock

Se han dado grandes pasos, pero aún queda un largo camino para potenciar y fomentar la equidad de género. En medio del proceso de transición energética justa que está viviendo el país, que tiene a las empresas del sector haciendo cambios para incorporar las energías renovables, también debe existir una transición -en la estrategia de trabajo- que elimine los históricos sesgos de género. Se trata de algo fundamental, porque ya existe certeza de que la diversidad enriquece el trabajo diario y fomenta la innovación.