Cristina Güell, asesora Ministerio de Minería: «La mayor brecha para las mujeres es la falta de corresponsabilidad»

Cristina Güell se declara una apasionada de trabajar por una industria minera más sustentable e inclusiva; objetivos que persiguió cuando fue coordinadora de la Política Nacional Minera 2050.

Este compromiso ha sido reconocido por el sector. En 2021 fue incluida entre las 100 Mujeres Inspiradoras de la Minería Chilena, por Women in Mining (WIM), y este año seleccionada -como parte de un grupo de 20 latinoamericanos- para Fellowship de la League of Intrapreneurs, iniciativa en alianza con la red de Responsaible Leaders de BMW Foundation, entre otras distinciones.

Ingeniera civil industrial mención Minería de la Universidad Católica de Chile, Cristina se ha especializado también como coach ontológico y liderazgo adaptativo. Actualmente es asesora en el Ministerio de Minería y coach partner en Wideside, consultoría y escuela de coaching.

En esta entrevista sostiene que existen muchos mitos y prejuicios que alejan a las mujeres de la minería, pero que además faltan políticas que permitan conciliar la vida laboral, con la familiar y personal. Asimismo, comenta que la participación masculina es necesaria para generar los cambios que se requieren.

Respecto de la minería, afirma que  es y seguirá siendo una de las actividades económicas más importantes para el país; y su compromiso es que lo sea “de manera aún más responsable”.

– ¿Qué te inspiró a estudiar Ingeniería de Minas?

Estudiando ingeniería me di cuenta que me gustaban mucho los temas de sustentabilidad, sumado a que quería continuar en una disciplina que estuviera relacionada con la naturaleza. Entender la envergadura de la minería fue alucinante. Tenía ganas de poder contribuir no sólo a la industria, sino además quería ser parte del aporte que genera a Chile; eso me hacía mucho sentido.

– ¿Cómo ha sido tu experiencia en una carrera donde aún predominan los hombres, cómo te has sentido?

Nunca tuve grandes diferencias con mis compañeros, y al salir de la universidad, por diversas razones, no entré a trabajar directamente a una minera. Pero al poco andar, llegué al Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, donde me enfoqué en avanzar en que la industria fuera más inclusiva.

En ese momento, junto a empresas del rubro con las que me tocó trabajar en temas de inclusión, nos dimos cuenta de varias realidades; que quizás también incidieron en que yo no entrara a trabajar directamente en la industria. Por ejemplo, sesgos inconscientes de nosotras mismas y de los hombres, o la dificultad que había para ingresar a las prácticas profesionales, la falta de información a la hora de postular a los procesos, entre otras.

– Dada tu participación en la Mesa Mujer y Minería ¿Cómo has visto la evolución de la presencia femenina en la industria? ¿Qué cambios destacarías?

En la Mesa Mujer y Minería los grandes focos fueron aumentar la participación de mujeres en el sector, pero también que esa participación fuese sostenida en el tiempo y que estas profesionales se desarrollaran dentro de la industria, para así lograr que llegaran a los altos cargos. Hoy vemos que las empresas tienen metas internas y están comprometidas con aumentar la participación (femenina); lo que también está reflejado en las metas de la Política Nacional Minera, PNM 2050.

Ha sido un largo camino que comenzamos en 2018, con un primer cambio, que fue dejar de trabajar sólo con los gremios e incluir a todo el ecosistema: empresas y proveedores, para en el futuro seguir ampliando el trabajo a universidades, centros de innovación, pequeña y mediana minería. Es deber de todos y todas aportar a este objetivo, desde las distintas responsabilidades y roles que cumplimos en la sociedad.

Durante todos estos años fuimos muy enfáticos en que ‘lo que no se mide no se mejora’. Por eso, hicimos diagnósticos, planes de trabajo, invitamos a que las empresas se pusieran metas de participación femenina, ya fuesen públicas o privadas; lo importante era que tuvieran un horizonte.

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Cifras del Consejo de Competencias Mineras y el Programa Eleva (Alianza CCM-Eleva) evidencian que la participación total de las mujeres en la fuerza laboral del sector prácticamente se ha duplicado en una década, subiendo de 7,1% en 2011 a 14,3% en 2021. La mayor alza ha sido en los últimos cinco años, ya que en 2018 la participación era del 8,5%.

– ¿Cómo has visto esta evolución en términos cualitativos?

Hay que entender que el tema de inclusión y diversidad no es una materia solo de “Recursos Humanos”, ni menos responsabilidad de las mujeres. Desde el gerente general hasta el operador (en una compañía) deben tener una visión común sobre lo que buscamos, y cómo entendemos este cambio cultural para la industria. Sólo así será integral el trabajo de eliminación de sesgos; rompiendo barreras e incorporando distintas miradas.

Un ejemplo concreto: al comenzar el trabajo en la mesa, todas las encargadas de género eran mujeres, pero ahora también se cuenta con presencia masculina, lo que es muy enriquecedor para el esfuerzo que se hace. Por otro lado, empezamos trabajando con temas de sensibilización e identificación de sesgos inconscientes, y terminamos con charlas de ‘nuevas masculinidades’. Los hombres son fundamentales para alcanzar condiciones igualitarias, promoviendo transformaciones culturales con menor resistencia al cambio y más sostenibles en el tiempo.

– ¿A tu juicio, cuáles son las principales brechas de género que persisten?

En general, la mayor brecha para las mujeres en la fuerza laboral –y que quedó en evidencia luego de la pandemia, sobre todo en participación laboral– es la falta de corresponsabilidad; las mujeres seguimos cargando con el cuidado de terceros. No contamos con un sistema de apoyo a las familias de manera integrada, lo que termina marginando a las mujeres de la fuerza laboral.

En minería, una de las mayores brechas está en el ingreso. Al ser rubros masculinizados, aún faltan más roles femeninos para que las mujeres se sientan invitadas a estudiar carreras no tradicionales y STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas, por sus siglas en inglés) para ingresar a este sector.

Una vez dentro de la industria, hay que eliminar las brechas salariales. Además, fomentar y acompañar el desarrollo de carrera de las mujeres, potenciando su participación de manera integral y orgánica: vertical y horizontalmente. Para que finalmente, rompamos el techo de cristal y más mujeres tomen cargos de responsabilidad.

Existen muchos mitos y prejuicios que alejan a las mujeres de la minería, sumado a la ausencia de políticas incidentes que permitan conciliar la vida laboral, familiar y personal.

Asimismo, debemos trabajar fuertemente en incorporar un enfoque de género a lo largo del proceso de transformación tecnológica que está viviendo la industria minera. Es trascendental que más mujeres cuenten con las herramientas que faciliten su incorporación.

Hoy sabemos que, gracias a la tecnología, muchas operaciones pueden hacerse de forma remota, lo que podría fomentar una mayor incorporación femenina, al compatibilizar la vida laboral con la familiar. Mantener el enfoque de género durante este proceso de revolución tecnológica es fundamental, si queremos incluir a más mujeres a la cadena de valor.

¿Cómo evalúas el nivel de sororidad que hay entre las mujeres que trabajan en minería? ¿Hay suficientes redes, se apoyan en ellas?

Las mujeres hemos demostrado que, cuando una alcanza una posición de liderazgo, se abre una gran puerta para muchas otras que están desarrollándose; no sólo por oportunidades concretas, sino también por transformarse en referentes para aquellas que quizá nunca pensaron en llegar a esos cargos o industrias.

En la minería y carreras no tradicionales, estamos viendo que cada vez son más las que van tomando puestos de gerencias y directorios. Sin ir más lejos, hoy por primera vez contamos con una mujer como decana de la Escuela Ingeniería en la Universidad Católica, donde me formé.

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Con respecto a las redes, existen y hay mucho apoyo. Soy parte de la Red de Ingenieras en Minas (RIM), que cuenta con varias iniciativas de visibilización y desarrollo. Por ejemplo, hay un grupo donde se comparten desde ofertas laborales hasta apoyo en temas técnicos. También he sido parte de los programas de mentorías de WoomUp (plataforma que impulsa la presencia femenina en puestos de liderazgo) para Codelco, acompañando a mujeres en sus desarrollos profesionales. Esto se suma, además, a las iniciativas y redes que tiene Women in Mining (WIM).

POLÍTICA NACIONAL MINERA

– En tu rol de coordinadora de la Política Nacional Minera ¿Cuán difícil fue llegar a consensuar una hoja de ruta para el desarrollo sostenible de la minería?

Lo más importante es el consenso que existe por seguir avanzando en una minería más sostenible, y que sea compatible con sus objetivos económicos. Por primera vez contamos con una política que da lineamientos claros para que la industria, y todos los actores que convergen en ella, avancemos hacia un mismo horizonte.

Quizás lo más difícil de este trabajo fue lograr que todos los temas que levantamos del proceso participativo, estuvieran presentes en la PNM 2050, acordes a las magnitudes y sus responsabilidades. Entendemos que hay muchos espacios de mejora y varios temas por desarrollar con mayor profundidad; por eso la importancia de su implementación y desarrollo de planes de acción.

En este proceso fue muy destacable la disposición de los 3.500 participantes en contribuir al desarrollo de la minería y de esta política. Sin el trabajo de cada integrante, esto no hubiese sido posible; eso muestra la transversalidad y los acuerdos comunes a los que se llegó.

Se propone un nuevo modelo de desarrollo para la minería de Chile, desafiando tanto a la industria como al Estado. Crear un proceso participativo, de tal manera que fuera inclusivo, incidente y transparente no fue fácil; sumado a que justo antes de iniciar el proceso comenzó la pandemia, obligándonos a lograr los mismos objetivos de manera virtual.

– ¿Qué objetivos se están priorizando actualmente y cómo se alinean con los cambios que vive el país?

La PNM 2050 plantea un horizonte común, desafiante y transversal a cualquier ciclo político, que contempla todo aquello que necesita Chile, la industria y nuestra ciudadanía. Un cambio de tal magnitud no se impone, se crea desde abajo hacia arriba, y así lo hemos hecho.

El resultado se ve reflejado en los lineamientos de la actual administración. Si revisamos el programa de gobierno del Presidente Gabriel Boric, vemos que los temas son similares a los que se acordaron en la PNM 2050, como descarbonización de la industria, actualizar la política de fomento, disminuir las brechas de género. Todo esto, junto con un nuevo énfasis en estrategias, politicas públicas e innovación, el trabajo con los trabajadores y trabajadoras; con cómo se desarrollará la Empresa Nacional del Litio, la relación de la industria con los pueblos indígenas y su interrelación con las comunidades.

Revisando los temas abordados en el borrador constitucional, también vemos objetivos comunes con la PNM 2050 y con lo que está trabajando actualmente el Gobierno, como la crisis climática, abordándola de manera integral y elaborando planes de mitigación y adaptación al cambio climático; la protección a la biodiversidad; la gestión del recurso hídrico; de los residuos, por dar algunos ejemplos.

– En esta carta de navegación ¿Qué rol tienen los desarrolladores de soluciones?

No es un secreto que hemos perdido competitividad en los mercados mundiales. Los yacimientos (en Chile) están cada día más viejos y no hemos descubierto nuevos; las leyes bajan, el mineral es más duro y, como consecuencia, los costos suben y la productividad baja. Si queremos volver a la participación de mercado que alguna vez tuvimos, debemos trabajar en nuevas soluciones.

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La cadena de valor es gigante y en cada espacio hay un mundo de mejoras; incorporar nuevas tecnologías logrando mayor productividad, menores efectos ambientales, mayor seguridad para trabajadores y trabajadoras, son medidas indispensables. Los desarrolladores son muy importantes, pero más aún los inversionistas y el apoyo público-privado para la implementación de estos desarrollos.

La industria está al debe en lo invertido en innovación y desarrollo (I+D), si nos comparamos con países mineros como Canadá y Australia.  Debemos enfocar nuestras inversiones en nuevas soluciones. Durante la pandemia fuimos de las pocas industrias que siguió con sus operaciones, adaptándose a los cambios, usando la digitalización, la comunicación a distancia y algunas interesantes tecnologías que utilizan realidad virtual.

MINERÍA RESPONSABLE

¿Qué significa tener más y mejor minería?

Hay que entender que la minería es uno de los sectores económicos más importantes de nuestro país, que lo seguirá siendo y que lo haremos de manera aún más responsable. Mejor minería es lograr los más altos estándares de seguridad, diversidad e inclusión, impulsando la calidad de vida en los territorios y promoviendo la carbono neutralidad, contribuyendo a satisfacer las necesidades del presente de manera responsable, combatiendo el cambio climático y asegurando recursos para las generaciones futuras.

Más minería es contar con una industria más competitiva e innovadora a nivel mundial; fortaleciendo la exploración de los recursos mineros de una manera responsable, tanto con las personas como con su entorno; con una activa participación en el cambio tecnológico, fortaleciendo el ecosistema de sus proveedores. Desarrollar distintos polos, generar mayor valor agregado y conocimiento, desde nuestros recursos naturales, sintiéndonos orgullosos de lo que tenemos y somos capaces de desarrollar.

– ¿Ves un país receptivo a más minería? ¿Cómo se puede convencer a quienes ven a la industria como algo negativo y la asocian al “extractivismo”?

Como país tenemos un desafío enorme, y es proveer al mundo de los minerales que necesita para combatir el cambio climático. Pero también tenemos un gran reto en comunicar a la población la importancia que tiene esta industria, como motor de desarrollo para la sociedad. Mostrar la incidencia positiva que tiene en sus territorios, los empleos directos e indirectos que genera, el desarrollo local asociado, entre muchas otras cosas.

Gracias a la minería hemos visto el considerable aumento en las ERNC (energías renovables no convencionales). No sólo porque el cobre es fundamental para esta tecnología, sino porque la misma industria minera ha tenido un rol protagónico, estando a la vanguardia en contar con contratos de energías renovables.

La minería ha dado pasos gigantescos en sustentabilidad, que no necesariamente se visibilizan. Por lo mismo, la percepción general de la ciudadanía sigue enfocada a una minería convencional.

– ¿Hace falta un “nuevo trato” entre la industria minera y la sociedad?

El nuevo trato ya lo estamos construyendo, y es la minería que queremos. Una construcción que requiere de tiempo para su implementación y maduración. Es importante que los proyectos se desarrollen desde los territorios, trabajando en coodinación con su entorno, conociendo a las comunidades aledañas, su cultura, deseos, modos de vida, entre otros. Sólo de esta manera, avanzaremos con proyectos sustentables, que generan sinergias, beneficios y oportunidades para todas las partes, permitiendo un desarrollo integral.

La minería, para maximizar su aporte y ser valorada por la ciudadanía, debe hacer suyos los atributos que ésta demanda: respetar la naturaleza y el medioambiente, conservando y recuperando la biodiversidad, y garantizando igualdad de oportunidades a las personas, en toda su diversidad.