M. Luisa Lozano, CEO de EMMA Energy: «Necesitamos creernos el cuento y también al del lado… Es la piedra de tope que nos impide avanzar»

Gestionar la energía y, con ello, obtener beneficios económicos y ambientales para las empresas, es el objetivo de EMMA (Energy Management and Monitoring Advisor), la nueva apuesta de María Luisa Lozano. Se trata de una herramienta con inteligencia artificial, que permite a las empresas medir y optimizar el consumo energético, explica la CEO y fundadora de esta iniciativa, y de otras.

Ingeniera Civil Química de la Universidad Federico Santa María, Master en Innovación de la Universidad Adolfo Ibáñez y Certified Energy Manager por la Association of Energy Engineers®, María Luisa tiene más de 16 años de experiencia trabajando en proyectos del área energética y de sustentabilidad. Es, además, directora ejecutiva de Asgreen Ingeniería Sustentable, cuya finalidad -declaran- es apoyar el desarrollo de proyectos que mezclan la innovación, el desarrollo sustentable y la economía circular.

Es en este entorno que nace EMMA. “Vimos que no había herramientas para apoyar la toma de decisiones que permitieran avanzar en eficiencia energética de manera efectiva. Lo que había en el mercado se quedaba corto; faltaba relacionar más data y tener analítica potente, para que las personas pudieran tomar buenas decisiones y, por supuesto, medir qué tan efectivas eran”, puntualiza.

La meta que persiguen, acota, es que la energía ya nunca más sea vista como un simple insumo, sino como “un activo estratégico para la sustentabilidad de las empresas”. Un reto donde la minería tiene mucho que ganar; pero también que aportar, sostiene en esta entrevista con Minería y Futuro.

– ¿Cómo ves los desafíos que hoy enfrenta la minería, en un entorno cada vez más preocupado por temas como el cuidado del medio ambiente, el territorio y la diversidad entre otros?

Hoy los desafíos son importantes y está bien que existan; ya era hora que todos, tanto entorno como compañías mineras, empezáramos a preocuparnos en serio de estos asuntos. El tiempo de la empresa aislada ya pasó.

Y así como ahora todos nos preocupamos, también tenemos que hacerlo de una manera más ‘ambiciosa’; eso es algo que repito y seguiré haciendo, porque pensar en mejoras incrementales no conduce a reales logros. Debemos ponernos metas ambiciosas y esforzarnos por alcanzarlas.

– ¿Qué rol cumplen los emprendedores tecnológicos, como tú, que están apostando por soluciones en este y otros ámbitos? 

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Nosotros somos los habilitadores de esos cambios. Si bien no estamos en el día a día del sector, preocupados por las metas de producción, somos los que tenemos la libertad para ‘repensar’ la forma de hacer minería. Nuestro negocio es la tecnología y cómo la ponemos al servicio de los desafíos que tiene la industria; en este caso, la minera.

TRABAJAR EN FORMA CONJUNTA

– Y en ese repensar ¿Cómo ves tu participación en los directorios de Minnovex y CWEEL Chile?

Como líder de una empresa de tecnología para la sustentabilidad, sé que parte de nuestra misión es poner estos temas sobre la mesa. También, que la mejor forma de hacerlo es cuando va apalancada de causas comunes; es decir, cuando no soy solamente yo la que habla de esto, sino que somos un grupo de personas y empresas que en forma conjunta estamos visibilizando estas cosas.

Eso es lo que hago en Minnovex, porque hay que mostrar que en Chile se están haciendo cosas; que la minería es un sector importante y necesario, y que podemos tener una industria minera sustentable.

En CWEEL (Consejo de Mujeres Líderes en Energía y Medio Ambiente) pasa algo parecido. Ahí confluyen la energía y la sustentabilidad, pero además el impulsar la participación de más mujeres, porque yo me tuve que abrir camino sola, sin referentes; y es algo que no quiero que siga pasando. Las que llegamos a estos lugares (puestos de liderazgo) tenemos ahora la misión de ser las referentes que no tuvimos.

– Al respecto ¿Cuán valioso ves para las empresas contar con la mirada femenina y que más mujeres estén en cargos de liderazgo?

La sociedad es diversa, y eso tendría que reflejarse en todo. Si lo llevamos a la empresa, es algo que debería darse de manera natural en todos los niveles. Si no tenemos mujeres en posiciones de liderazgo, no tenemos esa diversidad que nos permite avanzar, tener ideas nuevas, puntos de vista diferentes y que aportan a la discusión. 

Y no me refiero solo a diversidad de género, también diversidad de origen, de lugares de nacimiento, de universidades y formación… 

PROYECTO EMMA

– ¿Cómo partió EMMA y qué te motivó a impulsar este proyecto?

Nació como una idea desde Asgreen. Su origen fue la gestión de energía, y los beneficios económicos y ambientales que esto trae de manera sostenida y permanente. Vimos que no había herramientas para apoyar la toma de decisiones que permitieran avanzar en eficiencia energética de manera efectiva. Lo que había en el mercado se quedaba corto; faltaba relacionar más data y tener analítica potente, para que las personas pudieran tomar buenas decisiones y, por supuesto, medir qué tan efectivas estas eran. 

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Nuestro propósito con EMMA es transformar la forma en que vemos la energía: que ya nunca más sea solo un insumo, sino que un activo estratégico para la sustentabilidad de las empresas.

– ¿Cómo ha sido el camino recorrido y qué metas tienen?

EMMA se financió con aporte de Corfo y ya tomó la forma de una empresa totalmente independiente. Ahora es una startup con un producto que ya está en el mercado. 

Buscamos crecer dentro de Chile incorporando más clientes. En octubre vamos de gira a Boston, con ChileMass, y ya tenemos planes para expandirnos en Latinoamérica, para lo cual vamos a abrir pronto una ronda de inversión.

UNA MINERÍA MÁS PROTAGONISTA DEL CAMBIO

– ¿Cuál ha sido su recepción y qué oportunidades le ves en el mundo minero?

Hemos tenido muy buena recepción, incluso cuando aún no hemos hecho una fuerte campaña de difusión. El sector minero es uno de los que más se puede beneficiar de EMMA; porque al ser uno de los mayores consumidores de energía, también es el que tiene los mayores desafíos en términos de su uso y de emisiones. Ahí puede aportar gran valor, al facilitar todo el proceso que involucra gestionar la energía e involucrar distintos actores dentro de la organización. 

Hay que recordar que las compañías mineras están afectas a los requisitos de la nueva ley de eficiencia energética que tenemos en Chile. La idea es que a futuro podamos enlazar de manera automática toda la reportabilidad que EMMA brinda, para que puedan cumplir con las exigencias legales.

Las oportunidades son muchas, ahora solo falta que se animen a probarlo.

– ¿Cómo evalúas el compromiso de la industria minera con avanzar en la descarbonización y medidas  que permitan enfrentar el cambio climático?

Hay muchos compromisos, y eso se valora. Hay compromisos de medición y de descarbonización; incluso para empezar a incorporar a los proveedores. Pero creo que, para ser una industria tan importante, con tantos recursos y también tan estratégica en la descarbonización a nivel global -necesitamos minerales para la transición energética y para la tecnología-, sus compromisos deberían ser más a corto plazo. Si pensamos desde la perspectiva que es una de las industrias que habilitará todo lo demás, no puede ser la última en llegar a la carbono neutralidad; sobre todo porque tiene los recursos para acelerar el proceso.

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– ¿Qué oportunidades tiene Chile y su talento para liderar el desarrollo de soluciones en este ámbito y que sean escalables? ¿Cómo se podría realizar?

Siempre he creído que Chile tiene todo el potencial para ser un ejemplo. Estamos en un punto de inflexión en lo que respecta al desarrollo; por lo mismo, tenemos la oportunidad de tomar un camino distinto a las naciones ya industrializadas: crear el precedente de una nueva forma de desarrollo. 

En Chile hay talento para hacerlo; claro que nos falta, pero la base está. Tenemos que enfocarnos en crear más talento, más capital humano en las áreas que nos permitirán tener ese desarrollo.

Lo otro es que necesitamos ‘creernos el cuento’ y también ‘creerle el cuento al del lado’. Por ejemplo, nosotros desde EMMA podemos creer que vamos a lograr algo increíble; pero si las empresas que pueden contratarnos o el capital que tiene que apoyarnos no lo hacen, vamos a tener que ir a buscarlos a otra parte. Esta es la verdadera piedra de tope que nos impide avanzar como país.

– ¿Esa situación es común que les ocurra a las startups tecnológicas?

Converso bastante con fundadores de startups tecnológicas, y tenemos el mismo problema: las empresas no se arriesgan. Y cuando tienen cierta disposición para hacerlo, les cuesta mucho destinar recursos -por reglamentos internos- para financiar este tipo de cosas, y al final todo queda en nada. 

Las empresas deberían empezar a destinar parte de sus presupuestos para probar nuevas tecnologías. El riesgo debe ser compartido. Las startups están constantemente asumiendo el riesgo del desarrollo, de buscar capital… Ahora les toca a las empresas también correr riesgos, para alcanzar el desarrollo sustentable.