La propuesta del expresidente estadounidense de imponer un arancel del 50% a las importaciones de cobre generó inmediata preocupación en Chile. Desde los gremios empresariales hasta el Gobierno, las voces coinciden en la necesidad de actuar con prudencia, fortalecer el diálogo bilateral y defender el rol de Chile como proveedor estratégico.
El anuncio del expresidente Donald Trump sobre la intención de imponer un arancel del 50% al cobre importado encendió las alarmas en Chile, principal productor mundial del metal rojo y segundo proveedor de este mineral a Estados Unidos. Aunque aún no existe una orden ejecutiva formal ni se ha detallado su aplicación, los gremios empresariales, las autoridades mineras y el Gobierno chileno reaccionaron con preocupación.
Desde la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), su presidenta Rosario Navarro advirtió que un arancel de este tipo “podría marcar un empeoramiento sustantivo para las condiciones comerciales de Chile y su principal exportación a EE.UU.”. Llamó a desplegar una estrategia unitaria que logre convencer a Washington de que “Chile puede ser un socio clave” en una agenda económica más amplia.
La Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), en tanto, destacó la necesidad de profundizar el diálogo bilateral. Su presidenta, Susana Jiménez, sostuvo que aunque la medida no está aún confirmada, “es un hecho que aumenta la tensión y la incertidumbre” y podría afectar tanto la demanda de cobre como nuevas inversiones en el país. “Debemos intensificar al máximo las negociaciones con Estados Unidos”, advirtió.
Desde la industria minera, el Consejo Minero, a través de su presidente ejecutivo Joaquín Villarino, recordó que ambos países tienen un Tratado de Libre Comercio vigente desde 2004, además de un acuerdo de doble tributación, lo que refuerza el carácter estratégico de la relación. Villarino fue enfático: “Estados Unidos produjo apenas 1,1 millones de toneladas de cobre en 2024, frente a un consumo superior a los 1,6 millones”. Reemplazar importaciones con producción local “es inviable en el corto plazo”, afirmó.
También la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) expresó su sorpresa. Su presidente, Jorge Riesco, señaló que “no hay fundamentos técnicos ni estratégicos” que justifiquen la medida, aunque relativizó su impacto inmediato, recordando que Estados Unidos representa menos del 7% de las exportaciones chilenas de cobre refinado. Aun así, advirtió que la volatilidad reciente en los precios responde a compras inusuales de empresas estadounidenses y forman parte de una táctica de negociación más que de una política comercial sostenida.
Por su parte, el Gobierno chileno optó por la mesura. La Cancillería informó que no ha recibido notificación formal y que se mantienen conversaciones técnicas con Washington. El presidente Gabriel Boric instruyó actuar con prudencia y participar en las consultas públicas abiertas por Estados Unidos en el marco de su investigación comercial.
El presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco, respaldó esta postura: “Estados Unidos va a seguir necesitando cobre y Chile va a seguir estando disponible para abastecerlo”. Pacheco llamó a no apresurarse en las conclusiones, subrayando que los dichos de Trump surgieron como respuesta informal, sin una acción administrativa concreta detrás. “¿Va a tener excepciones? ¿Va a aplicar a todos los productos de cobre o solo a algunos, como los cátodos que exporta Chile?”, cuestionó.
En tanto, Codelco informó que evaluará su pronunciamiento definitivo una vez que se conozca si el eventual arancel aplicará de manera general o si se contemplarán excepciones para ciertos socios estratégicos.