Varinka Farren, CEO de Hub APTA, sobre innovación y liderazgo femenino: «Tener referentes positivos es fundamental»

Varinka Farren

Varinka Farren ha estado dedicada por más de 15 años a la innovación y el emprendimiento en los ámbitos público, universitario e industrial. Actualmente es directora ejecutiva de Andes Pacific Technology Acces, más conocida como Hub Apta, corporación creada con financiamiento Corfo, cuya finalidad es generar negocios tecnológicos, surgidos de la investigación y desarrollo de universidades y centros de investigación nacionales.

Además, es cofundadora de la asociación Women Board UP, que busca apoyar el posicionamiento de mujeres en empresas de base científica-tecnológica; un área donde -dice- “falta mucho todavía por abrir espacios y aumentar la participación femenina”.  También conduce el podcast #MadeInnChile, orientado a visibilizar los avances y desafíos en torno a la innovación, la transferencia tecnológica y el emprendimiento vinculado a I+D.

Ingeniera Comercial de la Universidad Católica del Norte, MBA de Clarion University of Pennsylvania y Registered Technology Transfer Professional, Varinka ha diseñado e implementado estrategias de transferencia tecnológica, colocando en el mercado una variedad de soluciones. En 2016 fue reconocida como Gestora Tecnológica de Chile, por Corfo y la Red de Gestores Tecnológicos.

– ¿Cómo y cuándo comenzaste a vincularte con la innovación y el emprendimiento?

Cuando llegué a Chile de mi Master en la Clarion University en Pennsylvania, en 2008, entré a trabajar a Corfo en el área de emprendimiento e innovación. Ahí me vinculé muy de cerca con las incubadoras y distintos emprendedores que, por esa época, levantaban fondos para llevar a cabo sus proyectos innovadores. Luego, me fui al área de innovación de Laboratorios Andrómaco, donde llevamos adelante varios proyectos en los que levantamos fondos y logramos convertir tecnologías en productos, para llevarlos al mercado.

En ese contexto, en 2010 lanzamos la primera aceleradora de negocios farmacéuticos con la Administradora de Fondos de Inversión Aurus, a la cual llamamos FarmaInnova, cuyo fin fue conectar proyectos de innovación en este rubro, con recursos que impulsaban su desarrollo y futura implementación.

Posteriormente, trabajé en la Universidad de Chile, donde creé la Unidad de Transferencia Tecnológica; logramos transferir más de 40 tecnologías, estableciendo procedimientos e institucionalizando la transferencia de tecnologías en esa casa de estudios.

– ¿Qué te motivó a desarrollar y liderar la implementación de estrategias de transferencia tecnológica en Chile?

Cuando comencé se estaba recién implementando la política pública de las Oficinas de Transferencia y Licenciamiento (OTLs) de Corfo. En ese tiempo había una gran desvinculación entre la industria y la academia, eso fue precisamente lo que me motivó: trabajar en conectar a los investigadores con la industria y que sus desarrollos no quedaran en un papel; que tuvieran un impacto en la sociedad, la economía y el medioambiente, a través de una gestión activa y dinámica, articulando a los distintos actores del ecosistema.

– ¿Con qué obstáculos te fuiste encontrando en el camino y en qué medida se han ido superando?

Ha sido un camino muy gratificante, pero con muchas dificultades. El primer obstáculo fue la no existencia de institucionalidad (procedimientos, manuales, reglamentos, etc.); había, además, una desconexión significativa entre la academia y la industria, que actualmente persiste, aunque hay avances importantes.

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Tampoco existía una cultura de transferencia tecnológica entre los investigadores. De hecho, era mal visto que se dedicaran a la innovación. Las empresas, en tanto, no invertían en tecnologías; estaban acostumbradas a un modelo tradicional de hacer negocios.

Existía una brecha, ya que las universidades querían vender una tecnología bajo condiciones de negociación de un producto ya desarrollado, y las compañías querían aumentar su cartera de productos innovadores, pero para eso debían invertir tiempo, recursos financieros y establecer una estrategia para llevar una tecnología nueva a convertirse en un producto. El aporte de la empresa es fundamental, porque maneja aspectos como la logística, regulaciones, el mercado, y eso implica tiempo, recursos y un plan.

Muchos de estos obstáculos se han ido superando con la madurez de la política pública, que lleva más de diez años. Bajo ella se formaron las OTL y los hubs de transferencia tecnológica. Con ellos gestionamos e incrementamos las oportunidades de transferir tecnología, con una alta vinculación y articulación con la industria en etapas tempranas, dinamizando el ecosistema de innovación.

CONDICIONES PARA INNOVAR

– ¿Qué carencias tenemos como país para impulsar con mayor fuerza la innovación y los emprendimientos locales, por ejemplo, en industrias como la minera?

La innovación en minería es difícil, ya que la industria es muy convencional. Además, las tecnologías estratégicas las manejan grandes empresas proveedoras, que generan barreras de entrada. Asimismo, es complejo pilotear (en faenas mineras), dadas las restricciones de seguridad, continuidad operacional y licencias para conectarse o intervenir las tecnologías o maquinarias ya existentes.

Los centros de pilotaje han sido un apoyo en el desarrollo de pruebas de validación de tecnologías provenientes de la academia y emprendimientos basados en ciencia. Uno de ellos es Ciptemin, con el cual tenemos una alianza, que busca aportar y acompañar al equipo ganador de nuestro programa de emprendimiento APTA Builder en minería, en la gestión de un espacio de prueba, protocolos de pilotaje y validaciones técnicas necesarias para continuar escalando su tecnología.

Muchos emprendimientos chilenos ocupan el mercado nacional para pilotear sus productos antes de impulsarlos internacionalmente; la respuesta que tienen a nivel local es clave en sus desarrollos y perspectivas de crecimiento.

– ¿Cuánto valora el mercado interno el desarrollo tecnológico nacional?

Es difícil convencer a las empresas chilenas de realizar altas inversiones en                                  tecnologías, que implican un riesgo mayor. Pero creo que cada vez se atreven más, en especial aquellas más jóvenes; incluso hemos identificado algunas en regiones. Tenemos el caso de la tecnología de Mallas Fotoselectivas, desarrollada por el investigador Richard Bastías, de la Universidad de Concepción, quien ha ganado el Premio Ciencia con Impacto, de la UdeC, tres años consecutivos.

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Gracias a una empresa instalada en México, realizó las pruebas de campo necesarias para la comercialización de la tecnología. Hoy se está consolidando en ese mercado y sus ventas alcanzan los US$3 millones. La solución fue seleccionada como Better World Project de la AUTM (Association of University Technology Managers), que difunde casos de comercialización de investigaciones en el mundo.

– ¿Qué condiciones se dan en otros países que están más avanzados en procesos de transferencia tecnológica?

El aumento del gasto del PIB en investigación y desarrollo ha sido uno de los pilares fundamentales en las estrategias de innovación de los países más adelantados. El gasto promedio en I+D de los miembros de la OCDE representa el 2,4% del PIB, cifra que aumenta considerablemente en aquellos categorizados como los más innovadores del mundo, de acuerdo con el Índice Global de Innovación. Son los casos de Corea del Sur (4,5% del PIB), Israel (4,9% del PIB) y otros, como Alemania, Suiza o Finlandia, donde el gasto en I+D supera el 3% del PIB. Chile recientemente anunció que aumentará su inversión en ciencia al 1% de su PIB, con lo que esperamos mejorar los índices locales en esta materia.

En los países más avanzados, el sector privado tiene una alta participación, con mayores recursos invertidos en comparación al Estado. Además, la conexión que tiene la academia con el mundo privado es más significativa, lo que se traduce en una mejor articulación entre los distintos actores.

En Chile pudimos apreciar la importancia de esta colaboración durante la pandemia, por ejemplo, cuando la Universidad de Concepción y el equipo astillero de la Armada ASMAR desarrollaron, en un corto período tiempo, ventiladores mecánicos para responder a la emergencia.

– Has apoyado la inserción en el mercado de más de 40 tecnologías de diversas industrias. ¿Cuáles destacarías entre las de mayor impacto, en particular relacionadas con minería?

En minería destaco la tecnología desarrollada por los investigadores y emprendedores de la Universidad de Concepción, liderados por Roberto Parra, que consiste en unos sensores optoelectrónicos para digitalizar las fundiciones de cobre.

Tras su paso por nuestro entrenamiento, crearon su empresa de base científica-tecnológica: Radiometric Sensing Solutions for Mining (RS2M). Se trata de una solución que aporta data en el monitoreo de variables críticas, en diferentes reactores que son parte del proceso pirometalúrgico, y que ya se ha probado en espacios de pilotaje de Enami. Ha mejorado los procesos, proporcionando eficiencia en el consumo de insumos y corrigiendo variables de control, que permiten lograr un producto de calidad.

MUJERES E INNOVACIÓN

– ¿Cómo ves la participación de la mujer en la generación de nuevas soluciones tecnológicas?

Creo que hay avances, pero falta mucho todavía por abrir espacios y aumentar la participación de mujeres en carreras STEM (del área de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), en investigación y emprendimientos de base científica-tecnológica. Esto último lo vemos de cerca con nuestro programa de emprendimiento APTA Builder, cuya versión 2020 recibió un 27% de iniciativas lideradas por mujeres y en 2021 creció, con un 39%.

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A fines del año pasado se publicó un reporte de JP Morgan respecto de la brecha de género existente en los directorios de startups en Estados Unidos, donde se registró sólo un 22% de representación femenina. En Chile, un reciente informe de la Comisión para el Mercado Financiero reveló que la participación de mujeres en directorios de empresas que cotizan en la Bolsa de Santiago, está entre el 10% y 12%, lo que según cifras de la OECD nos ubica en el lugar 33 entre sus 37 miembros. Aumentar la presencia de mujeres en los sectores productivos de la economía incrementa el PIB de los países; Chile tiene una oportunidad en este ámbito.

– ¿Qué nos falta para que la presencia femenina siga creciendo en este ámbito?

Creo que es necesario evaluar la diversidad de género dentro de las empresas y realizar mejoras. Un buen lugar para comenzar a buscar este equilibrio es dentro de una startup o compañía tecnológica, ya que puede servir como ejemplo para otras.

Lo segundo, es obtener información sobre los desafíos y las barreras que las mujeres experimentan en organizaciones, para así saber cómo cambiarlos y apoyarlas en eso.

Tercero, es destacar a mujeres líderes, visibilizando sus logros, compartiendo información sobre lo que están haciendo, sus artículos o libros, asistiendo a sus seminarios y conferencias. Tener referentes positivos es fundamental.

Y por último, ofrecer mentoring y oportunidades de formación, para potenciar sus habilidades, el desempeño en sus puestos de trabajo y ser más valiosas dentro de la industria tecnológica en general.

– ¿Qué te impulsó a participar en la creación de Women Board Up y qué esperas de esta iniciativa?

La baja presencia de mujeres en empresas, en particular en startups de base científica-tecnológica, y el impacto que esto tiene en lo que se investiga, en las soluciones que salen al mercado; en consecuencia, lo que impacta a la sociedad, especialmente a la población femenina. Con Women Board Up queremos visibilizar mujeres en estos cargos, y apoyarlas durante todo su proceso de posicionamiento, mediante diversas herramientas: capacitaciones, mentorías, networking, entre otras .

Junto con Pamela Chávez, CEO de Domolif y directora de Codelco; Nancy Pérez, gerenta de Excelencia en Proyectos también de Codelco y directora de Enami; y Carolina Sepúlveda, experta en PI y Transferencia Tecnológica, estamos muy conscientes de las brechas que aún existen. Uno de los grandes temas que queremos abordar es la generación de liderazgos integrales, que impacten positivamente en las empresas en lo social, medioambiental y económico, lo cual, sin duda, repercutirá positivamente en la sofisticación de las compañías.