La unidad, fundada en 1916, conmemoró su aniversario con una emotiva ceremonia que destacó su legado, sentido de comunidad y aporte al desarrollo minero del país.
Conmemorando su rica historia y rindiendo homenaje a quienes partieron, la Unidad Maestranza de Chuquicamata celebró un nuevo aniversario en un evento que reunió a familias, trabajadores y trabajadoras. La ceremonia tuvo lugar en el frontis de la maestranza, donde se destacó la importancia de esta unidad en la continuidad operacional de la División. Fundada en 1916, la Maestranza ha sido un pilar fundamental no solo en la empresa, sino también en la vida de muchas generaciones que han pasado por sus puertas. Este aniversario resalta un legado de servicio y compañerismo que ha perdurado durante 109 años.
Durante la celebración, el gerente general de Chuquicamata, René Galleguillos, enfatizó el papel crucial que desempeñó la maestranza en los inicios de la minería en la región. «Cuando nace la maestranza no existían repuestos, no existía un mercado donde uno pudiera ir a buscar», comentó Galleguillos, resaltando que la maestranza ha sido parte integral de las innovaciones y mejoras continuas en los procesos operacionales a lo largo de los años. Su contribución ha sido esencial para el desarrollo de la minería en Chuquicamata, siendo un referente de trabajo y dedicación.
Mónica Toledo, ingeniera experta de la Gerencia de Servicios y Suministros, expresó su orgullo por los 109 años de la maestranza, lamentando que este área emblemática ha demostrado ser un entorno de innovación y excelencia. Por su parte, Esteban Rodríguez, maestro mayor de Mecánica y veterano con 38 años en la División, destacó la estrecha camaradería que ha florecido en la maestranza. «He tenido muy grandes amigos, crecimiento personal y profesional. Somos un grupo que nos apañamos; hay buena solidaridad, compañerismo y lealtad entre nosotros”, manifestó, reflejando el espíritu colaborativo que caracteriza al equipo.
La ceremonia también incluyó la descubrimiento de una placa conmemorativa, un gesto que consolidó la memoria compartida de los que han pasado por la maestranza. Omar Araya, un exmaestro mayor de Torno, recordó su vasta experiencia en la unidad, señalando que su tiempo allí le permitió forjarse como trabajador y padre. «La emoción es terriblemente grande. Estoy muy agradecido de esta gran maestranza», afirmó, mostrando el impacto duradero que ha tenido en la vida de sus trabajadores y sus familias.
Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue la inauguración de un monumento en honor a los extrabajadores fallecidos de los Talleres Mecánicos Centrales. Familias y compañeros se unieron para rendir homenaje a aquellos que dejaron su huella en la maestranza. La conmemoración cerró con un fuerte sentido de pertenencia, reafirmando que la maestranza no es solo un espacio de trabajo, sino un lugar donde se ha desarrollado comunidad, identidad y un profundo orgullo colectivo por contribuir al desarrollo de Chuquicamata y al país.