La decisión de la administración Trump de dejar fuera al cobre refinado del arancel del 50% fue valorada como un triunfo del trabajo público-privado y una señal de confianza hacia Chile como proveedor estratégico. Sin embargo, expertos advierten que podría reabrirse el debate sobre eventuales gravámenes a partir de 2027.
El Gobierno y representantes de la industria minera valoraron positivamente la decisión del Gobierno de Estados Unidos de excluir al cobre refinado del nuevo arancel del 50% a ciertos productos semiacabados, anunciado por el presidente Donald Trump. Esta medida beneficia directamente a Chile, ya que los cátodos de cobre —que representan el 99,9% de las exportaciones chilenas del metal rojo a EE.UU.— quedan fuera de las restricciones.
Desde el Ejecutivo, los ministros de Relaciones Exteriores, Minería y Hacienda destacaron la estrategia conjunta entre el sector público y privado que permitió llegar a este resultado. “No es fruto de la suerte, aquí hubo trabajo serio, sistemático y muchas veces silencioso”, dijo el canciller Alberto van Klaveren. Mario Marcel, ministro de Hacienda, subrayó que Chile es un proveedor confiable y esencial para la industria manufacturera estadounidense.
La industria también reaccionó con satisfacción. “Es una buena noticia para Chile”, expresó Máximo Pacheco, presidente del directorio de Codelco. Juan Ignacio Díaz, presidente de la International Copper Association (ICA), aseguró que «la administración Trump escuchó las preocupaciones de nuestra industria», reconociendo el papel estratégico del cobre en la seguridad económica y nacional de EE.UU.
Pese al optimismo, algunos expertos como Juan Carlos Guajardo (Plusmining) y Patricio Faúndez (GEM Mining Consulting) advirtieron que la medida no garantiza estabilidad a largo plazo. El documento oficial menciona la posibilidad de revisar la inclusión del cobre refinado en el arancel a partir de 2027, por lo que el sector deberá continuar atento a futuras evaluaciones.