Hermann González, economista: “Hoy parece que la inversión minera estuviera garantizada, pero no es así”

Hermann González Clapes UC

“El aporte del sector minero al país ha sido en buena medida resultado de las condiciones de estabilidad política, económica e institucional que ha ofrecido Chile en las últimas décadas”, afirma el economista Hermann González, coordinador macroeconómico de Clapes UC. Esto, en referencia al escenario de  incertidumbre que se ha instalado en el sector, por las propuestas que se discuten en la Convención Constituyente y que afectarían su futuro.

En esta entrevista con MyF, advierte además que cuando se evalúa este tipo de iniciativas, que modifican las reglas e incluso al modelo de industria vigente, “es muy importante que se ponga en la balanza los aportes que realiza la minería, junto con los potenciales efectos asociados a los cambios que se quieren hacer”.

Hermann González inició su carrera, como economista de la División de Estudios del Banco Central de Chile. Fue director de la Empresa Nacional de Minería, Enami, durante su paso por el Ministerio de Hacienda, como jefe de asesores y coordinador macroeconómico (marzo 2018 – enero 2020). Actualmente, junto con su cargo en el Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (Clapes UC), es profesor de economía en las facultades de Derecho y de Economía de la Universidad de Chile, y consejero del Consejo Fiscal Autónomo.

– ¿Cómo describirías la relevancia, el aporte de la industria minera a la economía de Chile?

Los aportes económicos y sociales de la minería son múltiples. En primer lugar, es el sector que más contribuye a la inversión, un componente clave para la generación de empleos formales, para elevar la capacidad de crecimiento de la economía y para impulsar la productividad. De acuerdo con cifras de la Corporación de Bienes de Capital (CBC), en el quinquenio 2021 – 2025, la industria minera realizará inversiones por más de US$22.000 millones, equivalentes a 31% de toda la que se proyecta materializar en Chile en ese período. Por otra parte, el año pasado las exportaciones mineras superaron los US$58.000 millones; y en los últimos cinco años han representado, en promedio, 55% de las envíos totales. En 2021 la minería representó cerca del 15% del PIB nacional y, en una perspectiva también de los últimos 5 años, un promedio de 10,5% del producto, por sobre sectores como el comercio, la construcción o la industria manufacturera.

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En cuanto a generación de trabajo, la minería emplea directamente del orden de 250.000 personas; pero si se considera a la cadena de proveedores, esta cifra se eleva a unos 800.000 puestos.  

Finalmente, el sector es una importante fuente de ingresos para el Estado. Su contribución depende de la situación cíclica del precio cobre; pero por ejemplo, a mediados de la década del 2000 llegó a representar más de 8% del PIB al año, lo que fue equivalente a cerca de un tercio de los ingresos fiscales.

– ¿Su relevancia se limita a ese porcentaje del PIB?

El aporte de la minería a la economía va mucho más allá de la contribución del sector al PIB, incluye efectos directos e indirectos en sectores como la construcción, la industria manufacturera, el transporte, el comercio y hotelería, entre otros. Estos impactos también refuerzan el aporte del sector en materia de generación de empleos formales e ingresos fiscales, necesarios para financiar las políticas públicas.

PÉRDIDA DE ATRACTIVO Y COMPETITIVIDAD

– En el último tiempo la industria ha estado sometida a una serie de cuestionamientos y posibles cambios en sus reglas. En la Convención hay propuestas que plantea transformar el modelo actual ¿Cómo evalúas esta situación y el impacto que puede tener?

Cuando se evalúa este tipo de iniciativas es muy importante que se ponga en la balanza los aportes que realiza la minería, junto con los potenciales efectos asociados a los cambios que se quieren hacer. La actividad minera debe ser ambientalmente sostenible y respetar a las comunidades en que se inserta, pero, en ese marco, es necesario que las empresas que quieren desarrollar sus actividades en Chile cuenten con las condiciones de certeza necesarias para materializar sus inversiones y seguir aportando al país.

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Tanto las propuestas que emanan de la Convención, como posibles cambios tributarios que se produzcan en este rubro, deben tener presente todo esto; y no poner en riesgo la competitividad de la minería en Chile a nivel internacional, ni el atractivo de invertir en nuestro país. En la encuesta del Instituto Fraser del año 2021, caímos desde la posición 17 a la 30 en el atractivo para desarrollar la actividad, y perdimos el liderato de la región frente a Argentina y Colombia.

Esta tendencia no debe continuar. Debemos ser conscientes que Chile es un país rico en recursos naturales, pero no es el único. Los inversionistas responden a incentivos, y tienen la libertad de dirigir sus inversiones donde estén las mejores condiciones de claridad de las reglas del juego y certeza jurídica para desarrollar su negocio.

Hoy parece que la inversión minera estuviera garantizada, pero no es así. El aporte del sector minero al país ha sido en buena medida resultado de las condiciones de estabilidad política, económica e institucional que ha ofrecido Chile en las últimas décadas.

– ¿Por qué la discusión de propuestas que se está dando, especialmente en Convención Constituyente, puede impactar al inversionista minero?

Principalmente porque quien decide iniciar un proyecto minero tiene un horizonte de planeación de muy largo plazo, que considera tanto el período de inversión como de operación del yacimiento. Esto hace que, más allá de aspectos coyunturales propios del mercado o del ciclo político, la materialización de proyectos en la minería requiere certeza jurídica, instituciones sólidas y estabilidad de las reglas del juego en el largo plazo.

Como señalé antes, nuestro sector minero ha ido perdiendo competitividad. Además, la ley del mineral ha ido cayendo y los costos de invertir en Chile han subido comparativamente más que en otros países. Todo esto hace que vayamos perdiendo el atractivo, y en un mundo globalizado donde los capitales se mueven libremente buscando las mejores condiciones de riesgo y retorno para los accionistas, nos afecta directamente. 

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APORTE DE LA INVERSIÓN PRIVADA

– ¿Un país como Chile podría crecer y cumplir solo con sus medios una demandante agenda social, sin recurrir a la inversión privada y extranjera?

Chile es una economía pequeña, que necesita del resto del mundo para crecer y desarrollarse. La apertura comercial y financiera ha sido uno de los pilares de la estrategia de desarrollo de las ultimas décadas, y nos ha dado muy buenos resultados. En consecuencia, es impensable que Chile pueda plantearse de cara al futuro sin el aporte de los capitales extranjeros. Incluso, es necesario que crezca en el tiempo esta contribución de la inversión extranjera en la actividad, el empleo, la tecnología y los ingresos fiscales, para seguir mejorando las condiciones de vida de los chilenos.

– ¿Cómo podrías graficar para las personas la importancia que ha tenido la inversión minera, privada y extranjera, que se ha materializado en el sector a partir de los ‘90?

El ciudadano que está más directamente vinculado con la minería entiende perfectamente la importancia de estas inversiones, ya sea porque trabaja en áreas relacionadas con el sector o porque vive cerca de la actividad minera. Ellos han visto cómo ha mejorado su calidad de vida y la de sus familias, gracias a estos capitales y al desarrollo de la industria.

Para el resto de la población, es importante señalar que la minería aporta con impuestos al financiamiento de las políticas públicas (educación, salud, vivienda), pero también contribuye con empleos de calidad, con conocimientos y encadenamientos productivos que benefician al resto de los sectores económicos.

La inversión extranjera aporta recursos, conocimientos y mantiene vivo este círculo virtuoso de actividad, empleos e ingresos fiscales. Sin ella, la industria minera podría seguir perdiendo su liderazgo internacional; e internamente iría reduciendo paulatinamente su influencia económica y social, de manera que los beneficios asociados a esta actividad -que hoy reconocemos y valoramos- irían disminuyendo en el tiempo, con el riesgo evidente de desaparecer en escenarios de riesgo más extremos.

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El primer encuentro contó con más de 60 representantes de empresas y organismos de gobierno, quienes compartieron experiencias y buenas prácticas sobre la prevención y control del consumo de alcohol y drogas en las faenas mineras. La próxima actividad se desarrollará en junio y tratará sobre los controles preventivos y mitigadores para eventos de incendio en equipos mina.

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