Por Rodolfo Cáceres, Socio de Vantaz Group y Director de la línea de Ingeniería y Arquitectura IT/OT.
La minería actual enfrenta el desafío de aumentar su eficiencia y competitividad, asegurando al mismo tiempo condiciones de operación seguras y sostenibles. En este escenario, los Centros Integrados de Operaciones (CIO) representan una respuesta estratégica que permite avanzar en ambas direcciones. Se trata de espacios físicos y digitales equipados con tecnología de punta, que permiten una nueva forma de operar, articulando personas, procesos y tecnología bajo una lógica colaborativa y conectada.
Uno de los grandes aportes de un CIO es su capacidad para generar eficiencia operativa. Al centralizar la coordinación de la cadena productiva, se fortalece la colaboración entre áreas, se optimizan procesos y se agiliza la toma de decisiones. La visualización compartida de KPIs en tiempo real promueve una cultura organizacional basada en datos, con impactos directos en la estabilidad de la operación, la estandarización de procesos y la mejora continua de la productividad.
Este avance se desarrolla dentro de un modelo de madurez progresivo. Primero se remotizan procesos, luego se estandarizan las operaciones y, en etapas más avanzadas, se incorporan tecnologías de analítica sofisticadas y herramientas de optimización. Estas etapas deben considerar un modelo a la medida para cada operación donde el CIO además toma diferentes roles en la operación, coordinando, tomando decisiones y recomendando. Esta evolución integra dimensiones técnicas y humanas, reconociendo que el cambio organizacional es tan importante como la innovación tecnológica.
La gestión del cambio es uno de los factores clave para el éxito de un CIO. Un plan comunicacional sólido, acompañado de procesos de capacitación escalonada para todos los niveles de la organización, facilita una transición fluida y efectiva hacia esta nueva forma de operar. Con claridad, motivación y acompañamiento, el CIO se transforma en una verdadera palanca de transformación organizacional.
En materia de seguridad, los CIO permiten reducir la exposición de personas en terreno, habilitan el monitoreo remoto y contribuyen a generar entornos operativos más controlados y predecibles. Al mismo tiempo, refuerzan la necesidad de robustecer las capacidades de ciberseguridad. Hoy es indispensable contar con protocolos de continuidad operativa, recuperación ante desastres y ciberresiliencia, que preparen a la organización para responder eficazmente ante amenazas digitales, considerando inclusive un impacto directo al mismo CIO.
La tecnología habilita, pero son las personas quienes generan valor y son ellas quienes analizan datos, toman decisiones informadas y adaptan la operación frente a los cambios del entorno. Un CIO amplifica estas capacidades humanas, impulsando una minería más segura, eficiente y sostenible. Cada vez más la minería será digitalmente colaborativa y los Centros Integrados de Operaciones son ya una gran muestra de ello.