Rebeca Illescas, ex viceministra y ministra de Ecuador: «La minería bien hecha, es un dinamizador de la economía»

Abogada y ex Viceministra y Ministra de Minería de Ecuador, Rebeca Illescas está comprometida con impulsar el desarrollo de una buena minería en su país. Ve a esta industria como una oportunidad para el crecimiento económico, pero sobre todo, para combatir la pobreza que aqueja a muchos de sus compatriotas.

“El Ecuador es un país complejo, lleno de necesidades y diversidades, que se entremezclan con abundantes recursos naturales. Hay que entender los miedos de una industria nueva, hay que repensar todos los días las políticas públicas y privadas, respetar las diferencias y las oposiciones”, señala:

Asimismo, destaca el atractivo potencial de inversión que ofrece su país “que ha sido poco explorado”. Añadiendo en esta entrevista que si el Ecuador logra hacer una política minera adecuada, “con todas las sensibilidades y diversidades expuestas; las empresas cumplen con su parte de responsabilidad y las comunidades se involucran en este sector, puede ser un importante laboratorio de una industria extractiva bien hecha”. 

¿Cómo se dio tu vinculación con la minería?

Hace algunos años, en mi carrera en el servicio público, tuve que apoyar en la gestión de la política exterior del Ecuador, específicamente con Canadá y la situación con las inversiones, que básicamente se concentran en minería. Fue un momento complejo, cuando se estableció un mandato minero que suspendió las actividades en el país, generando incertidumbre y algunos desafíos. 

Durante ese tiempo yo era “la oficina de quejas” de las empresas. Era más joven, y vivía angustiada por buscar una solución a las partes. Todo esto era complejo, pues se debe entender el momento político de ese gobierno, y que no siempre coinciden los tiempos, entre lo público y lo privado. 

– Has sido ministra y viceministra de Minería en Ecuador ¿Qué oportunidades viste y ves en esta actividad, siendo una industria ‘nueva’ para tu país?

Fui funcionaria pública por 18 años, mi cargo respondió absolutamente al esfuerzo en mi carrera en este espacio. Fui Ministra y Viceministra de Minería, pero antes fui coordinadora de inversiones, financiamiento, relaciones internacionales, asesora y otras responsabilidades más. Este bagaje me permitió comprender que el aprovechamiento responsable y adecuado de nuestros recursos naturales, es una oportunidad única para acelerar el desarrollo y erradicar la pobreza. 

La situación del Ecuador en este ámbito es alarmante: el 25% de la población o cerca de 4,5 millones de personas son pobres, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), y cerca de 1,9 millones viven en pobreza extrema. Esto equivale al 10,7% de la población. Al tener una precaria industria y pocas opciones económicas que puedan cambiar profundamente la economía; hacer una minería bien hecha no es una opción, ¡es una obligación!

Solamente desde enero de 2022, y con únicamente dos proyectos en producción, hoy la minería representa el cuarto producto de exportación y el primero de productos no tradicionales. Los envíos mineros llegaron a US $1.609 millones entre enero y julio de este año. El monto representa un crecimiento del 50%, en comparación con el mismo período de 2021. Esta cifra también significa el 58% de la meta de exportación de productos mineros para este año, que es de US$2.800 millones, según el Ministerio de Energía. Eso es 34% más que el pasado ejercicio, cuando se llegó a US$2.092 millones. 

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El cobre y su concentrado son los productos mineros más exportados en este período, con US$773 millones vendidos. El incremento es del 75%, en comparación con los mismos meses del año pasado. 

Estas prometedoras cifras hablan de una realidad tangente; pero también nos dicen que hay mucho por hacer, no solo para incrementar las inversiones, sino para que estás se reflejen como factor de cambio en la economía del país. 

– Has abogado por la importancia y aporte que puede representar para Ecuador, bajo un marco que garantice que se lleve a cabo en forma adecuada y con respeto a comunidades y medioambiente ¿Cómo has visto su evolución, con ya por lo menos dos grandes proyectos en operación?

La minería se hace en países como los nuestros, con sensibilidades ambientales, diversidades sociales, comunidades indígenas, afros, abundancia o carencia de recursos hídricos, es un deber establecer una política adecuada con estas consideraciones, para realizar una actividad industrial respetuosa y responsable.

Desde mi posición, el Estado es el llamado a poner las reglas claras, y quien debe asegurar a sus ciudadanos que las empresas van a cumplir con las normas y los mejores estándares para el cuidado del ambiente y las comunidades.

Las empresas son cada vez más conscientes; tienen políticas y normativas internas rigurosas, que les obliga a desarrollar operaciones con menores o ningún impacto. Sin duda la minería industrial es una actividad muy controlada. Pero también hay malos ejemplos y empresas que no cumplen con los mismos estándares. Es ahí que el rol de las políticas públicas claras se hace determinante, mostrando un Estado y una institucionalidad fuerte que permita controlar y tomar correctivos oportunos.

Fruta del Norte y Mirador, ubicados en la provincia de Zamora Chinchipe, nos han enseñado mucho; se ha desmitificado algunos miedos en el Ecuador de la minería a gran escala. La zona amazónica es la región con mayores índices de pobreza del país. Más de la mitad de su población vive con menos de US$2,85 diarios, excepto en Zamora Chinchipe, donde la minería ha dinamizado el mercado laboral. 

La minería bien hecha, es un dinamizador de la economía. La formalización de la industria y la inversión correcta, trabajada con las comunidades, permite que en esta provincia solo tres de cada diez personas estén en situación de pobreza; exactamente lo contrario de lo que pasa en la vecina Morona Santiago. Esto es un orgullo para los que creemos en esta industria.

– ¿Qué ha pasado con los otros grandes proyectos?

Hay varios proyectos en “la fila “, cada uno tiene su dinámica distinta y un cronograma, de acuerdo a las actividades de exploración avanzada y factibilidad. Han existido retrasos, por problemas de gestión, falta de normativa y cambios burocráticos, esperamos que para los próximos años entren en operación por lo menos dos más. Yo quiero ser optimista y pensar que los proyectos de Cangrejos, Curipamba, La Plata y Cascabel serán las siguientes minas en el Ecuador.

CONFIANZA Y DIÁLOGO

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– ¿Cuáles crees que son hoy los mayores desafíos para el sector en tu país?

Como dice Nicanor Parra: es necesario “aprender a vivir en la contradicción sin conflicto”, por eso, todos los días recuerdo esta frase y avanzo. El Ecuador es un país complejo, lleno de necesidades y diversidades, que se entremezclan con abundantes recursos naturales. Hay que entender los miedos de una industria nueva; hay que repensar todos los días las políticas públicas y privadas, respetar las diferencias y las oposiciones. 

La industria tiene algunas deudas, entre ellas, generar mayor confianza. Para mí hoy lo más importante es trabajar en esa confianza de todos los actores, buscando construir un diálogo respetuoso, que busque acuerdos en beneficio de todas y todos los ecuatorianos. La minería es solo un vehículo, una oportunidad de una convivencia con mejores herramientas económicas y laborales. 

– ¿Se ha dado un buen diálogo y relación entre la industria, las comunidades y, en general, la sociedad ecuatoriana? ¿Qué falta o es perfectible?

Se necesita dejar de pensar la relación entre la industria, las comunidades, y el Estado como una de suma cero, en el que, si un actor gana, el otro pierde. Hay que cuestionar si existe realmente un diálogo, porque la premisa de esta acción se debe basar en buscar puntos de encuentro y aprender a ceder posiciones; algo que no siento que se ha dado o se pueda dar desde la plataforma de una falsa dicotomía de todas las partes, que solo nos lleva a poner a unos contra otros. Al final, pierde el país siempre.

Hay excelentes ejemplos de desarrollos compartidos con las comunidades, de respeto a esas diferencias y dudas; hay que estar atentos y observar siempre lo que funciona, lo que no se debe hacer y lo que se puede mejorar. Yo miraría Fruta del Norte y Warintza especialmente, en la alianza con comunidades Shuar, entre otros proyectos.

– Considerando que la gran minería está partiendo en Ecuador, ¿cómo se han manejado temas desafiantes como la diversidad, la inclusión de la mujer y contar con talento capacitado para los requerimientos actuales de esta industria?

Somos muy malos para planificar a largo plazo, “vamos haciendo en el camino”. Esto también porque no hemos tenido experiencias en el pasado de esta industria, y porque la inestabilidad política no ha permitido mirar más allá. En el mejor de los casos, un periodo de gobierno dura cuatro años, y hacer minería es de largo aliento.  Debe ser vinculado a un proyecto de Estado, sin importar quien se encuentre en el poder. Un proyecto que nos permita planificar adecuadamente, estableciendo políticas, normas, planes y proyectos que incluyan varias consideraciones, como las diversidades, trabajo inclusivo, capacitación y oportunidades laborales para carreras técnicas. 

Hay algunos temas interesantes que se han activado en los últimos años. Hay mucha expectativa e inversiones en educación, lo cual también es parte de los buenos resultados de Fruta del Norte y Mirador. Aquí el mercado hace lo suyo.

COOPERACIÓN CHILE – ECUADOR

– ¿Cómo ves la cooperación e intercambio entre Ecuador y Chile en este ámbito y cómo se puede potenciar?

Somos aliados naturales, deberíamos ser mejores socios comerciales en minería. Se han realizado algunas actividades interesantes, encuentros binacionales, consultas políticas e intercambios de conocimiento, que han permitido que tengamos empresas de servicios para minería chilenas domiciliadas en el Ecuador; y por supuesto un importante acuerdo con Codelco.

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Podría ser una relación más eficaz, con alianzas estratégicas desde lo privado. Yo siempre recomiendo que es mejor tener un socio local que permita ingresar en el espacio comercial en el Ecuador de una manera más amigable; la burocracia es compleja y muchas veces desgasta a un inversionista internacional que no logra entender esta dinámica.

Además, mi lado chileno (su madre es de Chile) me llama siempre a querer potenciar estas relaciones, ojalá tengamos más y mejores acuerdos.

– ¿Los problemas que ha tenido Codelco en el proyecto Llurimagua ha dificultado un mayor acercamiento?

Llurimagua es un excelente proyecto, lleno de desafíos antes de que Codelco fuese socio de la Enami (Empresa Nacional Minera del Ecuador) en el país. Se han solventado y superado grandes dificultades, se ha podido avanzar en la exploración técnica y se espera culminar con el estudio de factibilidad. 

Es un aprendizaje para todas las partes; uno de los primeros proyectos en los cuales Codelco invierte fuera de Chile y una de las primeras alianzas entre empresas públicas en el Ecuador, para el desarrollo de un proyecto de minería a gran escala. 

Hay muchas consideraciones que pasan para la ejecución de este acuerdo. Lamentablemente se ha complicado, más de lo esperado y de lo que debería. He visto de forma positiva que tanto el Gobierno del Ecuador como Codelco, están avanzando en conversaciones que permitan llegar a buen término el arbitraje planteado por la estatal chilena. Ojalá tengamos hasta fin de este año buenas noticias para las partes y para la industria.

– ¿Cómo ves las perspectivas para la minería en Ecuador, conciliando las demandas nacionales, las oportunidades de desarrollo y los requerimientos de minerales para enfrentar el cambio climático?

El Ecuador es el país donde hay que estar en minería.  No es un país fácil y hay muchos desafíos por solucionar; sin embargo, el mundo necesita minerales. Bloomberg señaló en un artículo de septiembre último, que la demanda anual de cobre refinado debe crecer un 53% desde 2022 al 2040, a 39 millones de toneladas métricas. Este aumento será impulsado principalmente por la electrificación del transporte y el sector de infraestructura, pensando en la transición energética. 

En este sentido, Ecuador es un potencial de inversión muy atractivo, que ha sido poco explorado. Apenas el 5 % del país ha sido explotado. Más de 28 empresas internacionales están domiciliadas en el Ecuador, hay compromisos de exploración inicial por más de US$1.200 millones.

Si el Ecuador logra hacer una política minera adecuada, con todas las sensibilidades y diversidades expuestas; las empresas cumplen con su parte de responsabilidad y las comunidades se involucran en este sector, puede ser un importante laboratorio de una industria extractiva bien hecha. El mundo necesita minerales para la transición a energías limpias; y los minerales están en países como los nuestros.