Denuncian impulso minero de EE.UU. en el océano con fines militares y sin regulación ambiental

El geólogo marino Sandor Mulsow advierte que la presión por explotar recursos en las dorsales oceánicas pone en riesgo ecosistemas únicos, mientras Chile y otros países enfrentan amenazas a su soberanía ambiental.

El Dr. Sandor Mulsow, destacado geólogo marino y CEO de Explore to Protect-SPA, ha denunciado una alarmante tendencia en la narrativa política de Estados Unidos en relación a la minería en aguas profundas. A lo largo de los años, el discurso sobre la minería submarina como solución para salvar el planeta y acelerar la transición hacia energías más limpias ha sido desmentido. En cambio, se han tomado caminos que favorecen el interés nacional a expensas de la protección del medio ambiente marino, lo que podría resultar en un desastre ecológico debido a la explotación desenfrenada de recursos. Mulsow enfatiza que este cambio no es casual, sino parte de un plan más amplio que busca apoderarse de los recursos oceánicos, priorizando la ventaja económica de Estados Unidos, sin considerar las implicaciones globales.

Desde 2022, la narrativa sobre la minería en aguas profundas ha evolucionado hacia un enfoque que resalta su importancia para la seguridad nacional de los EE.UU., enlazando esta práctica con la estrategia militar y la competencia económica global, particularmente con China. Según el informe del Dr. Mulsow, la Administración Trump, seguida por las acciones de la Administración Biden, ha acelerado la autorización de exploraciones mineras en el océano, desestimando las realidades de un patrimonio común que le pertenece a toda la humanidad. Informes recientes sobre la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA) de 2024 y 2025 revelan una expeditiva búsqueda de mineral polimetálico, lo que augura un desarrollo militarista que podría agudizar el impacto negativo sobre los ecosistemas marinos.

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La situación actual se complica aún más con la llegada de múltiples compañías privadas que están ansiosas por participar en la explotación de estos recursos a lo largo de las dorsales oceánicas. Con contratos ya establecidos en las dorsales atlánticas e índicas, el tiempo apremia para que las comunidades y naciones intercedan antes de que estas empresas inicien operaciones dañinas irreversibles. Como menciona el Dr. Mulsow, la reacción de la sociedad está muy por detrás del ritmo de las decisiones del sector privado y los movimientos geopolíticos. La falta de regulación efectiva y el impulso acelerado por parte de EE.UU. brindan a estas empresas la libertad de actuar sin la debida consideración de sus implicaciones medioambientales.

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Particularmente alarmante es la situación de Chile, que posee una vasta cantidad de recursos minerales en su Zona Económica Exclusiva. Con ocho instituciones privadas actualmente preparadas para llevar a cabo minería submarina, Mulsow advierte que la presión geopolítica y financiera podría empujar a estos países a rendirse ante los intereses de las grandes corporaciones. La perspectiva de una explotación intensiva de las dorsales oceánicas representa una amenaza existencial para los ecosistemas marinos en el área, y podría significar una pérdida irreparable para el patrimonio natural de la nación.

La creciente urgencia para enfrentar estas operaciones mineras radica en la necesidad de establecer una estrategia unificada entre los países productores de minerales, incluidos miembros de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos. Sin una respuesta coordinada, los países como Chile podrían enfrentarse a una dura competencia en el mercado internacional, además de la responsabilidad legal y medioambiental que emana de la explotación de sus fondos marinos. En este contexto, el Dr. Sandor Mulsow llama a la acción a fin de confrontar esta nueva realidad e instituir medidas que garanticen la preservación del océano y su riqueza natural para las generaciones futuras.