Simposio de Ingeniería en Minas aborda el futuro sostenible de la minería subterránea

En la Usach, expertos y estudiantes debatieron sobre la electrificación de flotas y los desafíos tecnológicos y ambientales que enfrenta la industria minera.

Con la participación de autoridades, ejecutivos de las principales compañías mineras y representantes del mundo académico, comenzó este lunes el Simposio de Ingeniería en Minas (Simin) en la Universidad de Santiago de Chile (Usach). La vigésimo cuarta edición de este importante evento ha sido organizada por estudiantes del Departamento de Ingeniería en Minas y busca crear un foro de discusión sobre los desafíos contemporáneos que enfrenta la industria minera. Entre los temas centrales abordados en esta ocasión se encuentran: Minería 4.0, Minería Verde y no Tradicional, Minerales Críticos, así como la Agenda Económica y Ecosistema Minero.

Uno de los momentos destacados del simposio fue la ponencia de María Clara Barboza, licenciada en Ingeniería de Minas por la Universidad Federal de Ouro Preto en Brasil. Barboza presentó su trabajo titulado «Electrificación de flotas en la minería subterránea: Optimización del Sistema de Ventilación y Análisis de Viabilidad», en el que expuso la creciente demanda mundial de minerales como el cobre y los retos asociados al incremento de profundidad de los yacimientos subterráneos. Este fenómeno ha llevado a un aumento considerable en los costos relacionados con transporte de mineral y ventilación, complicando aún más las operaciones en este sector.

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La presentación abordó los desafíos críticos que enfrenta la minería subterránea, tales como la calidad del aire, costos de energía y la necesidad de prácticas sostenibles. Barboza enfatizó que, en medio de estas dificultades, la industria está cada vez más comprometida con encontrar soluciones sostenibles que no solo optimicen los costos operativos, sino que también minimicen el impacto ambiental de las actividades mineras. La electrificación de los equipos se perfila como una alternativa viable en este escenario, brindando beneficios tanto económicos como medioambientales.

A pesar de que la electrificación de flotas implica, inicialmente, costos elevados por la necesidad de establecer infraestructura de carga, Barboza argumentó que a largo plazo, esta transformación resulta en significativas mejoras ambientales y operativas. La reducción de emisiones contaminantes, la disponibilidad de aire más limpio, y mejoras en la eficiencia energética son solo algunos de los beneficios que se derivan de esta transición hacia tecnologías de energía eléctrica.

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Finalmente, María Clara Barboza no dejó de lado los desafíos inherentes a la electrificación, como la elevada inversión inicial, la necesidad de adaptar la infraestructura existente, además de las preocupaciones sobre riesgos eléctricos e incendios, y la disponibilidad de equipos adecuados. Asimismo, hizo un llamado a seguir trabajando en un marco normativo adecuado que acompañe este proceso de transformación. La discusión que surgió en el Simposio de Ingeniería en Minas permite entrever que el futuro de la minería subterránea podría ser más sostenible si se adoptan las medidas correctas.