Felipe Sanhueza, innovador de Antofagasta y cofundador de Pignus: «El que no arriesga, no gana» 

Felipe Sanhueza

Si bien reconoce que el camino de emprender a partir del desarrollo de nuevas tecnologías, no es sencillo, el joven emprendedor antofagastino Felipe Sanhueza asegura que la innovación “está tomando cada vez más importancia, en un mundo que avanza muy rápido”.

Ingeniero civil industrial con Minor en Emprendimiento e Innovación, es cofundador y CEO de la startup Pignus -dedicada a generar herramientas para fortalecer al capital humano de empresas- y protagonista de procesos innovadores desde que estudiaba en la universidad. Pero no solo eso, también ha apoyado a una veintena de iniciativas tecnológicas de otros estudiantes, desde su rol como coordinador del Centro de Innovación UC en Antofagasta.

Cuenta que este espíritu lo heredó, en parte, de su padre, “la otra -añade-, vino de las ganas que tenía de generar un impacto importante, combinado con haber tenido la oportunidad de especializarme en el emprendimiento y la innovación durante mi formación universitaria”.

Pero deja en claro, también, que este camino no es sencillo, como recuerda con la experiencia de sacar adelante Pignus: “En un principio fue difícil, considerando que tuvimos que adaptarnos a la pandemia. Pero armamos un equipo totalmente comprometido con una visión; y conectamos con las oportunidades correctas, tanto a nivel regional como nacional, para poder convertir la idea que teníamos en realidad”.

Actualmente ya son varios los clientes que utilizan Rehaviour, herramienta que desarrollaron para detectar y disminuir las brechas conductuales de los trabajadores, empleando psico-prevención, realidad virtual e inteligencia artificial. Esta solución -explica- entrega reportabilidad, instantánea para agilizar el fortalecimiento de las competencias que influyen en la seguridad y productividad laboral.

– Se dice que en la Región de Antofagasta se está generando una suerte de polo innovador ¿Lo ves así y en qué medida esto surge como respuesta a necesidades de una industria potente, como la minera?

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Afortunadamente la Región está dando pasos importantes para ser considerada una zona donde se produce innovación de gran nivel, a través del fortalecimiento de los actores del ecosistema actual y la llegada de otros nuevos, que vienen a aportar desde su experiencia.

Creo que se da en parte por los desafíos que están surgiendo en la minería; pero también existen otras industrias que tienen alto potencial y necesidades importantes, como el turismo, la astronomía y la agricultura del desierto.

– A tu juicio ¿cómo se ha dado la relación entre innovación local y minería?

Cada vez han ido surgiendo más oportunidades para poder conectar los desafíos de la industria, con la oferta de innovación regional. Existen iniciativas que están impulsando una mayor conexión, principalmente a través de la posibilidad de pilotaje, en el caso de Ciptemin (Centro Integrado de Pilotaje de Tecnologías Mineras), participación en ferias como Exponor 2022 y convocatorias de innovación abierta, como Antofa Innova. Todos esperamos que cada una de estas iniciativas tengan éxito, para seguir abriendo puertas a los innovadores regionales.

¿Qué hace falta para lograr un mayor empuje?

Actualmente falta alcanzar un hito importante en el ecosistema, que corresponde a la consolidación de una red de inversionistas con los recursos, conocimientos y compromiso para financiar innovaciones que impacten positivamente a las industrias claves de la Región. Existen las personas y recursos; lo que se requiere -y he visto que se está trabajando-, es dar el impulso y el conocimiento sobre startups, necesario para atreverse a invertir.

POTENCIAL REGIONAL

– Como coordinador del Centro de Innovación UC en Antofagasta ¿Cuál es tu visión respecto del estado de la innovación en el país y en particular en tu Región?

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La innovación está tomando cada vez más importancia en un mundo que avanza muy rápido. Esto se puede ver fácilmente cuando revisas el gran número de empresas que están abriendo áreas de innovación, y con esto fomentan la aparición de intraemprendedores que puedan resolver ciertos desafíos operacionales. A la vez, logran conectar con startups que los apoyen en resolver estos retos complejos, de una manera mucho más ágil y económica.

En el caso particular de la Región de Antofagasta, existe mucho potencial para generar innovación en industrias clave. La pandemia aceleró todos los procesos de digitalización, y se puede apreciar cómo surgen oportunidades gracias a la consolidación del ecosistema. Esto también ha llevado al surgimiento de incubadoras y aceleradoras enfocadas en apoyar a negocios de alto potencial, como es el caso de Aster, liderada por Magical. Con Pignus tuvimos la oportunidad de formar parte de la primera generación.

– ¿Cuántos proyectos y qué tipo de emprendimientos te ha tocado apoyar?

He apoyado 20 proyectos provenientes de diferentes iniciativas, tanto regionales como nacionales. Principalmente emprendimientos tecnológicos de estudiantes universitarios, como los de Jump Chile, que es una convocatoria del Centro de Innovación UC enfocada en ese ámbito, y donde cada año se busca aumentar la participación de regiones.

– Al respecto ¿Cuán difícil es innovar desde regiones? En tu caso ¿ha sido un obstáculo o una ventaja?

Es innegable que existen desventajas, en nivel de apoyo y conexiones a las que se pueden optar en las diferentes etapas por las que atraviesa una startup. Lo bueno, es que durante la pandemia muchas oportunidades se volvieron remotas, dando la posibilidad de participar en ellas a emprendedores que antes no tenían el acceso.

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En mi caso con Pignus, diría que también al comienzo fue una desventaja, por esta limitante. Pero fuimos inteligentes en la búsqueda de apoyo, al no cerrarnos en que todo fuera de la Región; y en el último tiempo le hemos sabido sacar provecho al estar ubicados en la principal zona minera del país.

¿En qué medida la incertidumbre impacta a la innovación?

La incertidumbre es parte de la innovación. Cuando se inicia un proceso de innovación es muy probable no saber si realmente todo va a salir como se espera, y puede que en el camino cambien muchas cosas que se tenían pensadas de cierta manera. Es de vital importancia que se pueda definir y gestionar un progreso claro, para llegar a resultados que den un cierto nivel de validez a la innovación, lo suficiente como para presentarla a un potencial cliente, el cual, además, debe entender que existe la posibilidad de que algo no salga perfecto. Pero como siempre se dice: ‘El que no arriesga, no gana’.

¿Cómo evalúas la institucionalidad presente en el país, y su apoyo a innovar?

A mi parecer, existe una tendencia positiva a impulsar nuevas políticas públicas que fomenten de mejor manera el desarrollo de la innovación. Se están dando más espacios para compartir ideas; existen incentivos, programas y fondos públicos que persiguen el objetivo de que más personas y empresas se atrevan a innovar, a pesar de la incertidumbre por la que atraviesa el mundo, por los diferentes eventos que han ido ocurriendo los últimos años.